Una niñez desprotegida

Una niñez desprotegida

Porque el Estado Dominicano no ha hecho inversión suficiente para protegerla y garantizar su futuro, la niñez vive en “condiciones inaceptables”. La autoridad de quien hace esta afirmación, confirmada además por los hechos, está fuera de toda dudas: Tad Palac, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en el país, que se despide con un sintetizado balance de una realidad que es consecuencia  de  la escasa inversión social a que nos acostumbraron los gobiernos.

Sirvan sus palabras para alarmarnos. Muchos dominicanos siguen llegando a la vida en condiciones muy vulnerables; expuestos a caer prontamente en la explotación sexual o laboral; a sufrir la violencia interfamiliar o a llevar la peor parte de los desastres naturales en las zonas de miseria, fuera de que suelen ingresar a un sistemas escolar de graves deficiencias. Mucho se habla de la crisis financiera que nos llega, pero lo peor es que previamente hemos tenido abundancia, crecimiento económico, algo de desarrollo y creación de riqueza que no repercute positivamente    en el desbordado estrato  de los marginados. Hemos tenido un mal peor que los que hoy puedan ocasionarse desde Wall Street. Se ha fallado en establecer un orden social y económico que reparta con justiciera igualdad los beneficios del progreso.

Freno al caos,  hoy y después

El director de la Autoridad Metropolitana de Transporte (Amet) general Rafael Bencosme Candelier, propugna con buen sentido porque la educación vial se imparta en las escuelas, para procurar que en el futuro los conductores y transeúntes tengan información y conciencia plena de sus derechos y deberes. La realidad aconseja que así se haga para cubrir un poco la deficiente formación ciudadana que nos aqueja desde siempre.

No obstante, es ahora cuando los accidentes de tránsito resultan una de las principales causas de muerte, heridas e invalidez en el país por culpa de gente irresponsable al volante que sería difícil reeducar. Es hoy -con riesgo de que se prolongue hacia el porvenir- cuando el caos impera en las calles con riesgos que crecen a medida que crece el número de vehículos en uso. Solo la sanción contundente y la vigilancia continua contra las infracciones de tránsito detendrían la epidemia de accidentes.

Publicaciones Relacionadas