El capítulo 6 del libro de Isaías, nos habla en sus inicios de la muerte del rey Uzías. Este acontecimiento que se tradujo en un cambio de autoridad causó una evidente tristeza y preocupación en el profeta Isaías, tanto por la estrecha relación de amistad que existía entre ambos, como por el cambio de liderazgo que se aproximaba en el pueblo de Judá.
Isaías sentía una excesiva admiración por el rey, a tal punto, que llegó a verlo como su todopoderoso; esto provocó que la partida de Uzías se convirtiera en un proceso aún más difícil y doloroso. Sin embargo, Isaías no sabía que esta pérdida iba a ser la llave que abriría la puerta de su llamado como profeta.
La desaparición del reinado de Uzías, que representaba lo viejo, fue lo que abrió los ojos de Isaías, acercándose a lo nuevo que le permitiría ver el reinado de Dios. “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor”. Isaías 6:1
¿Cuántas veces Dios nos quita cosas y personas para así poner nuestra mirada en Él?
Existen momentos donde para poder ver a Dios reinar con poder en nuestras vidas debemos despedir lo viejo.
Hoy en día nuestra sociedad ha enfrentado grandes cambios. Nos encontramos en medio de una crisis sanitaria a nivel mundial provocado por el COVID-19, situación que ha traído consigo transformaciones que van desde la manera en que pensamos hasta cambios en el acercamiento con nuestros seres queridos. Asimismo, luego de 8 años, el pueblo dominicano experimentará un cambio de gobierno.
Es normal que ante estos nuevos acontecimientos llegue la preocupación a la vida de muchos. Recuerda que Dios utiliza a aquellos acontecimientos trascendentales para cambiar nuestro enfoque, aclarar nuestra visión y al igual que Isaías llevarnos a nuestro destino profético.
Si en algún momento la incertidumbre nos quiere hacer perder el norte recordemos que estamos viviendo el año 2020. Tiempo de la perfección en el enfoque, tiempo de la visión 20/20.