Una ola de pánico en la bolsa de Tokio por el escándalo Livedoor

Una ola de pánico en la bolsa de Tokio por el escándalo Livedoor

TOKIO (AFP).- Una ola de pánico invadió ayer miércoles la Bolsa de Tokio, que por primera vez en su historia se vio obligada a cerrar prematuramente sus operaciones, debido al escándalo de cotizaciones manipuladas que afecta al popular portal internet japonés Livedoor y a su joven fundador, Takafumi Horie. Ante la gravedad del caso, el Primer ministro liberal Junichiro Koizumi tuvo que intervenir personalmente para tranquilizar a los mercados y medios económicos.

La caída de la bolsa “es temporal, pues creo que la situación general de la segunda economía mundial es sólida”, dijo el Primer ministro.

Los mercados bursátiles cayeron ayer en Asia y en Europa, mientras tendía a la baja el de Nueva York, tras el escándalo de Livedoor, pero sobre todo debido a los resultados decepcionantes del fabricante norteamericano de microprocesadores Intel

El cierre prematuro y sin precedentes de la bolsa de Tokio, tras el escándalo Livedoor, no debe sin embargo afectar la recuperación económica de Japón, opinaron además los expertos.

El excesivo volumen de órdenes de venta obligó a la Bolsa de Tokio -segunda plaza bursátil mundial- a suspender sus actividades a las 14h40 locales (05h40 GMT), es decir 20 minutos antes de la hora normal de clausura.

A la hora de la suspensión, el índice Nikkei de los 225 principales valores perdía 2,94%, a 15.341,18 puntos.

Las autoridades adoptaron esa medida para evitar una saturación de los servicios informáticos, que hasta ese momento habían tratado más de cuatro millones de operaciones.

Esa actividad reflejaba el enorme nerviosismo del mercado provocado por el escándalo Livedoor, empresa que cotiza en el “Mother Market” de la Bolsa de Tokio, donde están agrupadas las jóvenes empresas de alta tecnología.

La justicia japonesa había allanado la noche del lunes la sede de Livedoor y el domicilio de su jefe, Takafumi Horie, sospechoso de haber efectuado grandes operaciones de manipulación de las cotizaciones en 2004.

Esas operaciones habrían enriquecido a Livedoor y le habrían permitido extender su imperio financiando luego la compra de varias empresas.

El escándalo Livedoor, un grupo que hasta ahora era considerado como un modelo de dinamismo y de éxito de la “nueva economía” en Japón, ya había causado una caída del índice Nikkei de los 225 principales valores de 2,84% el martes.

Por otra parte, según el diario Yomiuri Shimbun, el grupo también falsificó sus resultados en 2004 para esconder una pérdida y permitir que el grupo comprase un equipo de béisbol profesional.

Se trata de una brusca caída al infierno de su mediático director, Takafumi Horie, de 33 años, símbolo autoproclamado de una nueva generación de patrones que perturbó la tradicional discreción vigente en los medios empresariales nipones con su vestimenta deportiva, sus declaraciones radicales y sus métodos “de tipo estadounidense”.

En menos de 48 horas, e incluso antes de haber sido inculpado o simplemente interrogado, el joven francotirador de internet se vio desprestigiado.

“Desde que su empresa entró a la Bolsa, en 2000, Horie acumuló una reputación de excéntrico en camisa hawaiana que elude las preguntas de los analistas durante las conferencias de prensa”, afirma el diario Nikkei.

Livedor, una compañía cuya acción fue introducida deliberadamente a un precio muy bajo para seducir a los pequeños inversores —y cuya cotización evolucionaba fundamentalmente en función de las apariciones de Horie en los medios de comunicación— se derrumbó en la Bolsa de Tokio.

Por segunda sesión consecutiva, el miércoles no se vendió ningún título Livedoor a pesar de un precio de venta propuesto de 596 yenes, 100 yenes (el máximo legal) o 14,37% menos que la cotización de cierre del lunes.

El estallido de “la burbuja Livedoor” causo un movimiento de desconfianza general de los inversores frente a las prácticas de las empresas niponas.

Esto precipitó una brusca corrección del índice Nikkei, que había terminado el año 2005 con una ganancia anual colosal de más de 40%.

Según Kazuhiro Takahashi, analista de Daiwa Securities SMBC, el psicodrama del miércoles recuerda el “lunes negro” de 1987, cuando la bolsa de Nueva York también debió cerrar precipitadamente debido a un derrumbe causado por ventas masivas de inversionistas institucionales.

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