Por Carlos Alberto Amarante García
Un joven había perdido su empleo, y en unos cuantos meses le iba a nacer un hijo. Estaba desesperado, pero motivado para seguir adelante. Puso un carrito de hotdog y hambergues. El negocio gustó y se pegó. Ahora es un local gastrobar.
En la oposición nos encontramos en un estado donde algunos tienen ciertas comodidades que no le hacen sentir la urgencia de movilidad, de accionar a favor de las demandas del pueblo, que callado, ve desesperanza y vive del día a día.
En el caso del joven, si él tuviera su empleo, seguro no emprende. Es lo que padece una parte de la oposición, ya muchos cansados, otros pensionados por el Estado.
El éxito del joven emprendedor fue producto de la crisis, Albert Einstein lo dijo: “La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y los países, porque la crisis trae progreso”. Junto con esta: “Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos”.
En la oposición hay gente que su tranquilidad sigue igual. No hay tal deseo de cambiar, porque no ven crisis en su entorno.
Ese joven que le comenté, no tenia plan A, B, o C. Era salir adelante sí o sí por el hijo que venía en camino, porque es un joven responsable. En la oposición se necesita del orgullo de las bases, del dinamismo de los jóvenes y del brío de los que están conscientes de que con una oposición unificada, se llega más lejos, por el bien del país. Los demás, que se queden acomodados y pensionados.
El escritor es exdiputado de La República 2016-2024, miembro del Comité Central del PLD, Ingeniero Cvil de profesión.