Una oración por la nación

Una oración por la nación

En Corea del Sur conocí la experiencia del paso de  una nación de las  más pobres  a una de las doce más desarrolladas del mundo en menos de 50 años, lo que plasmé en mi  libro que escribí El Rostro de la Esperanza, que ha sido traducido al coreano  por la Universidad Hankuk al coreano.

Entendí que para el desarrollo de una nación es importante el liderazgo del sector político, del Estado, y promover una alianza con el sector privado. También es fundamental el papel de la educación y la innovación tecnológica, sin descuidar la continuidad en los planes de desarrollo a largo plazo, incluyendo una adecuada estrategia exportadora, incentivo al desarrollo industrial y financiamientos.

Lo que vine a entender tiempo después es que, además de todos esos aspectos, jugó un papel importante en lo que es el desarrollo coreano, en la unidad de su pueblo, en la humildad que les caracteriza, la oración y la fe en Dios.

Aunque  visitaba la iglesia del pastor Yonggi Cho, no era un creyente. Fue después que salí de Corea a final del 2010 y me convertí al cristiano que me di cuenta de la gran importancia de la oración en el desarrollo de los pueblos.

No conocía esto: el pastor Cho cuenta que  en 1987 Corea tendría elecciones presidenciales y la nación estaba teniendo grandes problemas; los estudiantes se amotinaban todos los días, manifestando su oposición. Esto demostraba que no habrían elecciones pacíficas. En una oportunidad el primer Ministro lo invitó a su casa y durante la cena le expresó: “No tendremos elecciones pacíficas, no podemos calmar el desenfreno de este pueblo, hay elementos subversivos en Corea que se están infiltrando, por favor, ¡Ayúdenos!”

“Así fue que llegué a mi iglesia y dije que muy pronto reuniría un millón de personas en la Plaza Central de Corea para tener un culto de oración por la nación, allí vamos a atar a los espíritus demoniacos del aire.

Tuvimos un culto de oración maravilloso y realizamos una marcha por el centro de la ciudad con pancartas y banderas que decían: “Paz para Corea”. Todos los medios de comunicación hablaron de esta masiva reunión. Allí atamos al diablo, todo se calmó y tuvimos unas elecciones pacíficas y maravillosas. La oración prevalece”·

Ahora, después de los llamados de las iglesias  y de escuchar el vídeo de Chichí Peralta con Fe, creo que es la mejor oportunidad para que ciertamente hagamos oraciones, con fe, por el desarrollo de la nación dominicana,  por sus autoridades y por  la unidad de  las familias y el cese de la delincuencia.

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