Una pausa en el torbellino político que vivimos

Una pausa en el torbellino político que vivimos

En este día de tanta importancia para la religión católica es bueno hacer una pausa en los serios afanes de la vida para sacudirnos de las pasiones políticas dominantes. Estas impiden la buena marcha del país por un sendero de armonía y desarrollo.
El panorama nacional está arropado por la habilidad de los peledeístas para demostrar ser los más capaces de los políticos. Y en su estrategia se convierten en el centro de atención de todo el mundo. Las acciones de los demás partidos no cuentan y son marginados por los medios de comunicación. Solo destacan, previamente haber sido “engrasadas”, las acciones de los políticos del partido de gobierno y sus obras ejecutadas a todos los niveles por todo el país. Por ser gobierno, las acciones moradas gravitan en el sentir de la opinión pública y saturan los espacios televisivos. Para disfrutar de un juego de pelota de grandes ligas se prefiere cambiar de canal y buscar una película sin anuncios de los canales premium. Y todo para convencer a la ciudadanía de la conveniencia de continuar el actual estilo de hacer las cosas. Léase reelección.
En este siglo XXI, los dominicanos, estamos cautivos a la voluntad de un grupo de hábiles estrategas políticos criollos y con alguna ayuda internacional. La mente criolla se ha amoldado a estar aprisionada por el trabajo de un partido hacedor de una forma de maniatar las voluntades. Se ha generado una crispación colectiva en contra del continuismo programado y reflejándose en el sector político de un grupo opositor que en su vida ni siquiera han disfrutado de una anhelada botella gubernamental. Esta, en la actualidad, se dispensa a raudales y así asegurar en su seno a quienes pudieran haber sido voces disidentes por la corrupción existente…
Y en este Jueves Santo se hace difícil aislarse del medioambiente. Y así mañana en la tarde estará influenciado por el esperado Sermón de las Siete Palabras. Por lo general, apoyados en lo dicho por Jesús en la cruz, los predicadores religiosos o laicos a veces, denuncian los males actuales que afectan a la sociedad y a las familias. Los predicadores católicos hacen gala de sus conocimientos teológicos e históricos de la Pasión de Nuestro Señor para acomodarla a nuestras sensibilidades de humanos del siglo XXI. Transcurridos 21 siglos de ese hecho universal de la transformación de la humanidad, todavía conserva el fresco de lo nuevo donde se pueden conocer aspectos increíbles de la conducta humana marcada por el egoísmo extremo sin en el amor y entrega intensa hacia los semejantes.
Veintiún siglos después, se conserva la tradición de aquel hecho universal del suplicio de un ser humano en la cruz. Es incomprendido por muchos la razón y meta de ese sacrificio. Traducido a la mentalidad de este siglo se le considera de otra manera. Era la acción divina de ver si el ser humano modificaba sus conductas, ambiciones y aspiraciones carnales y terrenales por encima de las divinas. El amor al prójimo era algo secundario que sin embargo es la parte medular del mensaje del sacrificio de la cruz. Y era un hombre que se inmolaba con tal de que su acto fuera para la reivindicación de la humanidad, cosa que no se ha logrado todavía.
En cada año de los pasados 21 siglos, la fecha es para recordación de un acto sangriento como base para una religión de amor. Se mantiene esa eterna contradicción de que la sangre del Mesías era para hacer brotar el amor para la humanidad. Objetivo ignorado por las generaciones de todos los continentes. El paso de los siglos ha visto el pregonar el amor al prójimo pero se pulen y modernizan las formas de matar a los semejantes, desde aquella honda de David utilizada para matar a Goliat hasta los modernos misiles disparados desde barcos a miles de kilómetros de los objetivos para aplastar enclaves terroristas de los musulmanes en Irak y Afganistán. Y todos desde centros de operaciones en sus bases de Estados Unidos o de Inglaterra para alcanzar los blancos a miles de kilómetros y encerrados en confortables bunkers con toda la modernidad de los artilugios electrónicos.
Se buscaba con la inmolación de Jesús borrar los egoísmos y hacer nacer una generación del amor. Pero con tan mala suerte que hasta ese sacrificio se considera como algo simbólico para recordarlo cada año con la llegada de la primera luna llena de primavera. Solo el espacio es adecuado para unos días de asueto y recargar los políticos su s arsenales de ataque al contrario y más en este país lleno de ambiciones y locuras de gentes que solo buscan desfalcar las arcas del Estado. Quieren seguir el ejemplo de quienes les ha tocado la dicha de hacerlo en los pasados 20 años y siguen tan campantes…

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