“¡Me ha tomado 39 años tallar esta piedra! –así dice Píndaro para sus adentros-… ¡Cada vez que me pongo a dar un mandarriazo, sudo hasta el tuétano! Y, me he majado algunos dedos moldeando historias y respetando la objetividad de resultados…”-concluye.
Debajo de una mata, un observador tiene sus ojos clavados en su alter ego… Es Herminio… Revisa la historia y escucha en su interior mientras resuenan cada uno de sus aciertos…y desaciertos… El sudor corre a raudales por la frente de Píndaro al tiempo que una expresiva sonrisa de satisfacción le brota al admirar los contornos de su obra… ¡HOY, cumple 39 años!… Su fiel lectoría ha cosechado la esperanza en este ambiente de continua incertidumbre… ¡Eso, a Píndaro, lo anima!
Mientras, Herminio camina sigilosamente las calles del ensanche La Fe hasta detenerse justo frente a un amplio portón diseñado para que nunca cierre… Frente a él, un impresionante edificio que cobija las abejas que trabajan sin cesar en su interior… Una colmena cuya miel es cada día más dulce al lector… Es la sede del HOY… Sin pensarlo, se dirige a la recepción y, sin esperar indicación alguna de la joven en recepción se vuelve hacia la izquierda y enfila hacia el ascensor… Sus puertas de aluminio abren y él aprovecha para entrar y subir unos pisos…
Una transparencia cristalina se desvela ante sus espantados ojos… Tiene unos 7 años produciendo las aventuras de Píndaro, pero como siempre es su alter ego quien las entrega para publicación, está ansioso de saludar y conversar con su director… Caminó, rápidamente, fuera del elevador y casi al final de un pasillo encontró su meta… Su cabeza inclinada hacia la izquierda buscó afanosamente ese ansiado despacho y, ya frente a él, tocó a su puerta… Justo al mismo tiempo, una profunda voz le expresó: “¡Pase adelante!”… Una sonrisa afable le sirvió para sentirse como en casa… Herminio exclamó: “¡¡¡Felicidades, director… Son 39 de los buenos!!!”.
Mientras Píndaro continúa afuera dando ‘mandarriazos’, Herminio ve realizado su sueño y de inmediato le pregunta: “Director, ¿cuál es la mayor alegría que le provocan estos 39 años del periódico?”… Bienvenido Álvarez, con una mirada al horizonte, le expresa: “¡La mayor alegría en estos 39 años es saber que hemos sobrevivido en el tiempo!… Mi principal reto es que, primero, se informe a los lectores sobre todos los asuntos importantes que hayan ocurrido en la víspera… Se compra un periódico para enterarse de las últimas noticias… En segundo lugar, que el lector sepa que estamos poniendo en sus manos un periódico que está ayudando a la democracia en la República Dominicana y, en tercer lugar, que las informaciones, opiniones, comentarios y editoriales están cernidos de tal manera que no tienen ningún elemento difamatorio”.
Píndaro sigue allá afuera, dando terminación al tallado de su resistente roca, mientras reflexiona… “Para llegar hasta ahí se tiene que haber estado guayando yuca… ¡Y no jojota!”…Herminio –que por su lado tiene de frente al director, le suelta un buscapiés y le pregunta: “¿Cuál ha sido su mayor experiencia, que le ha convertido de periodista de campo a director de este medio?”
“Mi mayor experiencia, como periodista, ha sido ser reportero cubriendo el área económica y que un gobernador del Banco Central me haya llamado y me haya dicho: ‘yo quiero que usted me prologue ese libro’, -ocurrió cuando Carlos Despradel era gobernador del Banco Central-… Yo le respondí:Pero ahí está el padre Alemán –que era, en ese momento, la voz más alta de la economía dominicana-… Y, él me dijo: ‘¡No, yo quiero que seas tú!’… Para mí…¡Yo no tengo una experiencia mayor como periodista!”… Con una inmensa satisfacción, aprovecha y, agrega: “Mi consejo a los que escriben en el periódico es, primero, que cuando escriban traten de contribuir con algo, bien sea con un pensamiento nuevo, con una idea, con una sugerencia de resolver un problema, o de llevarles esperanza a su lector y, en segundo lugar, que se tenga la conciencia de que lo que uno escribe, lo que uno dice, es una opinión más entre las muchas opiniones que hay sobre hechos, ideas, sucesos, etc., es decir, que no asuman una postura de que la suya es la verdad, sino que es una opinión entre muchas!”
¡Herminiooooo! –grita Píndaro-… ¡Aquí tengo lista la piedra de la ciencia, por estas casi cuatro décadas de experiencias, retos y alegrías!”.