Una planta faraónica para depurar el agua de cinco millones de egipcios

Una planta faraónica para depurar el agua de cinco millones de egipcios

GRA056. NUEVO CAIRO, 10/09/2015.- Un tanque de agua de la depuradora que Aqualia opera en la actualidad en la ciudad de Nuevo Cairo, situada a 30 kilómetros de la capital. La empresa española Aqualia, a la cabeza de un consorcio internacional, levantará en la ciudad de Abu Rawash, a unos 50 kilómetros de la megalópolis de El Cairo, una depuradora de dimensiones faraónicas para tratar las aguas residuales de cinco millones y medio de egipcios. EFE/Jorge Fuentelsaz UNA PLANTA FARAÓNICA PARA DEPURAR EL AGUA DE CINCO MILLONES DE EGIPCIOS

Nuevo Cairo (Egipto).  La empresa española Aqualia, a la cabeza de un consorcio internacional, levantará en la ciudad de Abu Rawash, a unos 50 kilómetros de la megalópolis de El Cairo, una depuradora de dimensiones faraónicas para tratar las aguas residuales de cinco millones y medio de egipcios.

La obra que Aqualia llevará a cabo junto a la francesa Veolia y las egipcias Orascom e ICAT es, en realidad, una ampliación de una planta ya existente en la zona.

Pero esta instalación, de propiedad estatal, cuenta únicamente con un ciclo primario de depuración, que se limita a sustraer las sustancias sólidas que arrastran las aguas.

“La nueva planta incluirá un tratamiento biológico y una ampliación del caudal de agua para aumentar la actual capacidad de 1.200.000 metros cúbicos diarios a 1.600.000”, asegura Antonio Atienzar, gerente de una depuradora que Aqualia gestiona desde 2013 con Orascom en la ciudad egipcia de Nuevo Cairo, a unos 30 kilómetros de la capital.

La nueva depuradora, “con la que se podría dar servicio a toda la Comunidad de Madrid”, será la mayor hasta la fecha construida en Egipto y una de las más extensas del mundo.

“Este tipo de proyectos son más comunes en países con grandes densidades de población, como Egipto” donde viven 90 millones de habitantes, 20 de los cuales se concentran en El Cairo, explica Atienzar, antes de precisar que en países como España es más común la ejecución de plantas con mucha menor capacidad.

El contrato concedido al grupo que lidera Aqualia incluye la construcción y gestión de las instalaciones por 25 años, y necesitará una inversión de más de 500 millones de euros. A cambio, el consorcio se repartirá unos beneficios de 2.400 millones.

Con estas cifras, también faraónicas para la filial de la constructora FCC, Aqualia se apunta un nuevo récord, al ser esta la mayor concesión lograda en su historia.

El anuncio oficial, difundido el 28 de agosto, favoreció que las acciones de FCC subieran un 9,3 % en la Bolsa española.

Fuentes diplomáticas han destacado la importancia de este proyecto, por tratarse del primer contrato de calado logrado por una empresa española en Egipto en los últimos cuatro años, caracterizados por una gran inestabilidad política y económica.

Aqualia, que opera 320 plantas depuradoras en 22 países, ya tiene experiencia en otros estados árabes como Araba Saudí, Catar, Argelia, Túnez y Emiratos Árabes Unidos.

“Estos países tienen una mayor necesidad de agua y quieren invertir en agua, porque no hay nada tan fundamental y básico como abastecer a su población de agua”, asegura el ingeniero español, que se muestra convencido de que en Egipto “se van a abrir nuevas oportunidades de negocio».

“Hacen falta muchas más depuradoras y se espera que surjan muchos nuevos proyectos”, comenta.   Atienzar sostiene que su empresa quiere seguir abriendo mercado e insiste en que a pesar de los distintos momentos que ha vivido el país, en algunos de los cuales el personal expatriado fue evacuado, la depuradora que gestiona nunca dejó de funcionar.

También confiesa que en este tiempo no ha sentido que su vida corriera peligro.

“No he sentido miedo en ningún momento”, declara en las oficinas de la depuradora de Al Qahira al Gedida (Nuevo Cairo), ubicada en una zona despoblada, en mitad del desierto.

La nueva planta, cuya primera fase estará operativa en dos años, seguirá el mismo modelo de financiación pública-privada (PPP, según sus siglas en inglés) que las instalaciones que Aqualia gestiona actualmente.

El nuevo proyecto, agrega Atienzar, será similar al de la actual depuradora, que procesa 250.000 metros cúbicos al día, pero seis veces mayor, tanto en capacidad como en superficie.

En la planta de tratamiento de aguas residuales de Nuevo Cairo, al proceso físico de retirada de los sólidos que lleva el agua, se suma uno biológico, mediante el cual se favorece la proliferación de cierto tipos de bacterias que se alimentan de la contaminación del agua.

En el laboratorio de las instalaciones, el químico Mohamed Hamed explica con ayuda de un microscopio el proceso y enseña tres muestras de agua recogidas en el momento de entrada, tras el proceso primario de depuración y una vez finalizado el tratamiento biológico y el físico-químico, en el que se añade cloro gas al agua.

El agua resultante, indica el gerente de Aqualia, es viable para el riego de calles y jardines.   También subraya que en el complejo se exigen los mismos estándares de calidad que en España y destaca que todo el proceso está automatizado.

Aún así, 57 trabajadores, en tres turnos, supervisan el funcionamiento de la planta. El nuevo proyecto de Abu Rawash, según calcula Atienzar, necesitará 300 empleados.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas