Una polémica constructiva

Una polémica constructiva

César, me conoces bien. Sabes de mi voluntarismo y tenacidad o terquedad. Me has visto batallando, y sabes que en mi último libro planteo como táctica un período de “transición”, centrado en romper este bipartidismo maldito, mediante una amplia unidad de fuerzas liberales, progresistas y revolucionarias, mientras, los que tengamos la madurez y la ideología revolucionaria, usamos nuestra libertad para trabajar, simultáneamente, las otras actividades, que por descuidadas, estamos tan lejos de una alternativa revolucionaria en el país: práctica teórica, educación de las nuevas generaciones, organización de una escuela política y una revista teórica, y la conformación de grupos de revolucionarios, cada uno con su matiz ideológico, pero centrados en defender un programa revolucionario.

En esto último no me he rendido (nunca me rindo), pero conoces eso que se llama izquierda. Vuelvo y les planteo que sumen la honestidad, experiencia y talento a las grandes tareas. Ahora te insisto en que tenemos que pelear para que en esta coyuntura electoral le hagamos una grieta a la pesada losa del bi-partidismo, que es el sistema ideal para quienes tienen la República en un puño y la inteligencia política  y el instinto, que los que nos llamamos revolucionarias no hemos tenido. No podemos apoyarnos en la excusa  del sunami peledeísta para apoyar la otra pata del bi-partidismo dominante.

Esa tarea no puede empezar después de las elecciones, cuando hayamos conjurado el peligro del cesarismo corrupto que ha sumergido en la frustración a la parte  más seria y lúcida de nuestra sociedad. Hay que acumular fuerzas ahora. ¡“Hay que atreverse ya”! decimos nosotros. Y creo que con ello expresamos la voluntad de centenares de miles de dominicanos, jóvenes y no jóvenes, que lo que sienten es rabia y frustración. Rabia, César, esa fuerza que impulsó a las masas de abril del 1965 a derrotar la facción del ejército de la oligarquía y a desafiar a los yanquis.

Lo de las “estériles rebatiñas” entre grupos supuestos o realmente alternativos no puede tomarse como excusa para rehuir nuestra responsabilidad. Esas rebatiñas no van a acabar después de mayo. Son expresión de nuestro inmenso atraso. Pero necesitamos una oposición política progresista y su construcción no puede empezar a construirse después de agosto del 2012, cuando hayamos hecho todas concesiones fundamentales para vencer al cesarismo peledeísta.

¡Claro que habrá confusión para el desenlace de la segunda vuelta!, pero los que dirigimos estos procesos debemos ser claros en el mensaje: ¡no le hacemos concesiones al bi-partidismo y nuestro objetivo es unir en una sola corriente política a los centenares de miles de dominicanos y dominicanas que es posible unir ahora!; los de la rabia; los honestos; los que se atreven.  

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