En los barrios marginados del Gran Santo Domingo el patrullaje más intenso empieza la noche del jueves. El campo de trabajo abarca la detención de jóvenes a pie o en motocicletas o solo la retención de ese vehículo, aunque esté parado frente a una vivienda.

Es el medio de transporte más común en esas demarcaciones signadas por la miseria que genera la desigualdad.

Los comunitarios que elevan su voz para denunciar, cuentan historias de chicos subidos a camionetas que los llevan a cuarteles donde les toca “de amanecida” y que no entienden que su delito sea ejercer el derecho al libre tránsito.

Es una situación que preocupa a las comunidades en la forma amplia de un problema, que al ser enfocado más de cerca muestra la angustia de madres y padres que acuden a los destacamentos a implorar que como el merengue de Luis Terror Días le entreguen su muchacho.

“No es fácil que los suelten. A veces hay que dar dinero a un abogado que hace las gestiones porque vamos y ni nos los dejan ver”, lamenta Antonia Navarro, del capitalino sector Los Guandules.

Desde allí, lo mismo que de La Yagüita de Los Jardines del Norte, Los Ríos, Los Próceres, Capotillo, Los Tres Brazos, Invimosa… llegan los reclamos que aseguran que la juventud es blanco de los agentes.

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Periplo por motor

Igual que resulta difícil en ocasiones la liberación de los detenidos, recuperar una motocicleta puede conllevar tortuosas diligencias y múltiples viajes de un lugar a otro.

“La mía estaba parada frente a una casa en Los Ríos y la montaron en el camión. Acudí al cuartel, no estaba y nadie explicaba. Me dijeron que fuera al Naco y nada. Me mandaron al Canódromo, de ahí a la oficina de la Dirección de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre de la avenida Independencia y por fin la encontré”.

Esta vez Felipe Ramos corrió con una suerte distinta a la de 1997, cuando perdió un motor en el destacamento de Los Girasoles, Distrito Nacional.

Comunidad aliada a Policía

Aunados en el mismo propósito, moradores claman por una vigilancia policial más centrada en combatir la delincuencia y menos enfocada en detenciones y retenciones injustificadas.

Elías Acosta, presidente de la junta de vecinos de La Yagüita de Los Jardines del Norte, lo expresa así: “los dirigentes barriales estamos en la mejor disposición de trabajar con la Policía, de ayudarla contra el crimen y la violencia, por esto queremos que las cosas sean hechas con legalidad, sin atropello al ciudadano”.

Sustenta su postura en que el cuerpo del orden está inmerso en una reforma que ha de ser ejecutada con claras señales de que a lo interno hay interés de hacerla real. De este modo, los ciudadanos afectados de manera directa y los indignados con los exabruptos invitan al organismo y a las autoridades rectoras a arreciar la protección.