Una política para el desarrollo

 Una política para el desarrollo

El presidente Danilo Medina con su amplia experiencia de Estado debe poner atención a lo que obviamente es un desconocimiento, una distorsión o una falta de coherencia de acciones de su gobierno,

Mientras la banca nacional tiene en sus bóvedas 185 mil millones de pesos, el comercio languidece hasta la desaparición por falta del crédito, elemento más importante para la creación de empleos, instalación de empresas industriales, producción, comercialización y toda la cadena que mueven los negocios.

Las estrictas reglas de juego creadas para el manejo de los dineros que depositan ahorrantes y empresas de todos los niveles, no deben ser una camisa de fuerza que yugule los negocios establecidos o por instalar, con créditos con intereses competitivos que permitan el crecimiento sano y constante de la economía nacional.

La persecución de los evasores de impuestos es correcta puesto que obliga a que todos contribuyamos con los programas del gobierno para beneficio de la colectividad, cuando esos dineros se emplean con tales propósitos y no son maliciosa e ilegalmente desviados, para engrosar la acumulación de riquezas fruto de la corrupción de funcionarios que se ufanan de la impunidad que desgraciadamente sufrimos.

La máxima latina es muy antigua: “la ley es dura, pero es la ley” y aquel principio jurídico que señala que nadie puede alegar desconocimiento de la ley para incumplirla, pero falta mucha información a nivel de pequeñas empresas y negocios de un solo dueño, sobre el cobro, modo de reportar, modo de pago ante la Autoridad Monetaria y Financiera y control del empresario sobre el estado de su cuenta.

Pero hay algo más: la inflexibilidad de la ley que establece y maneja el Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados y Servicios (ITEBIS) descapitaliza negocios, afecta el débil flujo de caja y provoca el languidecimiento de negocios hasta su desaparición.

¿Qué gana el país con la desaparición de negocios que tienen empleados, pagan Seguridad Social, pagan al Ministerio de Trabajo, pagan seguros médicos privados para los empleados, pagan el deficiente, medalaganario y excesivamente caro deservicio de energía eléctrica, además de los salarios?

Gana el país o gana la desesperanza, el desempleo, gana el creciente acorralamiento de hombres y mujeres que cada día entran al camino que conduce a la miseria. No hay justicia en las oportunidades, puesto que sin créditos bancarios a intereses asequibles, cobro de impuestos injustos, falta de equilibrio, transparencia e información permanente en el manejo de la relación contribuyente- autoridad, la economía languidecerá y los negocios se concentrarán en tan pocas manos que tal situación, indefectiblemente, conducirá a un estallido social que se llevará a su paso todo lo que brille, sea el gobierno o la gran empresa privada.

Evitemos ese sunami.

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