Una por Molina Morillo

Una por Molina Morillo

FRANCISCO ALVAREZ CASTELLANOS
Atreverse a decir que el doctor Rafael Molina Morillo se opone a la mil veces rechazada «isla artificial» por dinero, es de una audacia, increíble, unida a una ignorancia garrafal sobre quien es la persona difamada, calumniada de tan vil forma.

No sé quien es el nombrado Rafael Miolán, autor de los insultos a Molina Morillo. Pero sé que cometió, no solamente un histórico error (porque lo escrito, escrito queda), sino que también cometió un delito que aquí, sin que haya habido sanción penal, se ha pagado hasta con un millón de pesos de indemnización un caso parecido, cosa que jamás he entendido.

Miolán (perdonen que no le anteponga el calificativo de señor) puede verse ante un juicio, no de jueces venales (que tenemos por docenas), pero también ya carga con el desprecio de gente que no sabe quien es el nombrado Miolán, pero que sí saben de la acrisolada honradez de un profesional del periodismo de la talla de Molina Morillo.

Pero algo hay que hacer para evitar males mayores. No se puede seguir permitiendo que cualquier «don nadie» manche el historial de un hombre de la talla profesional de Molina Morillo. El «manchador» tiene que pagar. Primero, por defender un proyecto antipatriótico, anticiudad, antimalecón, que convertiría la Ciudad Primada de América en la antesala de la mil veces controversial «isla artificial», y segundo, por difamar increíblemente a un hombre como Molina Morillo.

Y no hago esto por ser vegano, como Molina Morillo, ni como amigo, ni como colega. Lo hago por un impulso por defender lo que tiene valor y para que se castigue como se debe a quien le resta valor a quien lo tiene.

Rafael Miolán se perderá en las brumas de la historia, no así Molina Morillo, que pasará a la historia como uno de los líderes auténticos del periodismo dominicano.

De estar yo en los zapatos de Molina Morillo, demandaría por injuria y difamación graves al nombrado Rafael Miolán. Y si no se hace justicia de verdad, entonces nos veríamos las caras como ciudadanos. Y sé que uno de ellos bajaría la cabeza ante la vileza cometida. Es cuanto.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas