Una preocupación generalizada

Una preocupación generalizada

La selección de la Primera Dama como candidata vicepresidencial por el Partido de la Liberación Dominicana ha generado una preocupación generalizada, especialmente entre aquellos que piensan que los millonarios recursos que su Despacho maneja, de algún modo podrían ser empleados a su favor durante la campaña electoral.

En el hipotético caso de que sea así, eso daría lugar al incremento de las denuncias de la oposición en el sentido de que el Gobierno utiliza los fondos del Estado, vale decir de los contribuyentes, para favorecer a los dos aspirantes oficialistas a dirigir el Estado a partir del 16 de agosto del año venidero.

La historia nos enseña que en nuestro país no siempre el uso del aparato económico estatal garantiza el éxito en unas elecciones. En 1978, por ejemplo, el Gobierno de Balaguer destinó fondos millonarios, junto a la represión, contra su más cercano oponente, el hacendado don Antonio Guzmán. Pero no solo eso, sino que utilizó al Ejército para amedrentar a la población. Como se recordará, pues las fotos fueron publicadas, muchos militares fueron obligados a usar banderolas rojas en el cañón de sus fusiles, para dar a entender, sin lugar a dudas, que apoyaban al Partido Reformista y su candidato.

Pero, a pesar de eso, el voto popular se impuso. Los reformistas, desesperados y por instrucciones de Balaguer, maniobraron de tal modo para despojar al ganador PRD de cinco senadores y un diputado, para mantener el control del Congreso.

En el caso actual, suponiendo que el PLD pierda las elecciones, no tendría que hacer eso, puesto que controla mayoritariamente el Senado y la Asamblea Nacional, junto a otros importantes estamentos judiciales.

Creemos que a pesar de los problemas internos de la Junta Central Electoral, relativos al Centro de Cómputos, ese organismo debe garantizar que en la campaña electoral habrá transparencia absoluta, en la que los candidatos presidenciales y vicepresidenciales gocen de iguales oportunidades.

No hay que olvidar que los ojos de la comunidad internacional estarán fijos en el proceso electoral, y que cualquier maniobra para favorecer a determinados candidatos, sean del gobierno o de la oposición, sería vista como una burla entorpecedora del sistema democrático, algo que podría tener negativas consecuencias.

No nos vamos a cansar de repetir sobre la necesidad de lograr un consenso entre los candidatos a la Presidencia, para la confección de un Programa Común que podría tener una vigencia por dos períodos de gobierno.

Si esto se logra, estaríamos en el umbral de solucionar los múltiples problemas que afectan a la República Dominicana. Eso no afectaría la independencia del voto de los electores, que como quiera votarían por el candidato de su preferencia.

Comenzaría entonces una nueva etapa política.

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