Una propuesta valiosa

Una propuesta valiosa

La inseguridad es uno de los rasgos que caracteriza hoy por hoy a la sociedad dominicana. De los efectos y alcances de este estado de cosas no escapa ningún estrato.

Los asaltos, atracos, robos, homicidios, secuestros y otras acciones delictivas y criminosas acechan a todos por igual, en todas partes, y no ha habido hasta el momento una respuesta adecuada que devuelva a los ciudadanos las garantías necesarias.

La inseguridad generada por el irrespeto de la ley ha demostrado ser un mal de todos, que no discrimina entre pobres y ricos, jóvenes y viejos, blancos y negros, profesionales y no profesionales. Es, para decirlo en términos manoseados, un problema global en el ámbito de nuestra sociedad.

Por estos alcances de la inseguridad es que tiene grandes méritos y debe ser debidamente ponderada la propuesta de alianza, para frenar la violencia y la delincuencia, que han hecho veintenas de organizaciones comunitarias que participaron el domingo en el Primer Foro Barrial sobre Delincuencia y Cultura de Paz.

Esta iniciativa debe merecer respaldo porque se produce en momentos en que una parte de la sociedad se inclina por suplir por sus propios medios, arcaicos y tan ilegales como el delito que se pretende combatir, la falta de una represión efectiva y racional contra el delito.

Se produce en momentos en que en algunos barrios hay ciudadanos que se toman la justicia en sus manos y cuando otros sectores estimulan a la Policía para un ejercicio de mano dura que ha reactivado las ejecuciones sumarias amparadas en la denominación «intercambio de disparos».

-II-

Es juicioso que ante un problema común, se pretenda que todos los sectores de la sociedad, afectados por igual, se unifiquen para atacar el mal en sus orígenes.

De ahí que los grupos sociales reunidos en el foro del domingo estén proponiendo la creación de más escuelas y centros de capacitación técnica para que los jóvenes de los barrios puedan alcanzar mayores oportunidades de desarrollo.

Es necesario atacar el desempleo, que es el principal motivo de frustración para jóvenes que aún habiendo logrado alguna preparación, no logran insertarse en los medios de producción y son pasibles de sentirse estimulados para el delito.

Definitivamente hay que propiciar una respuesta policial más efectiva y menos proclive a la aniquilación de delincuentes, reales o presuntos. A modo de complemento, se requiere una justicia más activa, capaz de hacer cumplir la ley y despejada de prejuicios contra un Código Procesal Penal que parece no ser santo de la devoción de algunos jueces.

Tal como han propuesto estas organizaciones comunitarias, hay que formar una alianza fuerte y vigilante contra la impunidad de los actos de corrupción, públicos o privados, porque esa impunidad estimula más violaciones. En gran medida, el actual estado de cosas es una consecuencia de que jamás se haya castigado en este país a nadie por un acto de corrupción, a pesar de que cada Gobierno ha tenido sus corruptos predilectos para fines de persecución y retaliación política.

En fin, debe merecer respaldo absoluto esta propuesta de veintenas de grupos que tienen en común el tormento de la inseguridad y la voluntad de procurar los medios para combatirla.

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