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La búsqueda de alternativas que permitan hacerle frente a las dificultades que la economía plantea en estos tiempos tiene que estar basada en el aprovechamiento de las ventajas comparativas más a la mano. Desde ese punto de vista, la receta que aconseja para el país el doctor José Luis Machinea, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), apunta hacia los renglones más promisorios de nuestra economía, que son la agropecuaria, el turismo y la educación, los dos primeros como puntales de la economía y el tercer elemento como herramienta irreemplazable cuando se piensa en desarrollo y progreso.
El país ciertamente está en condiciones de sacarle gran provecho a la agropecuaria y al turismo, sobre todo si añade valor al producto del campo y diversifica la oferta turística a la vez que mejora la calidad. En el caso de las manufacturas hay factores adversos y poca o ninguna ventaja comparativa, debido, entre otras cosas, a factores de costos que estropean nuestra competitividad en los mercados externos.
La clave para aprovechar las ventajas es actuar con premura para que agropecuaria y turismo se pongan a tono con las necesidades actuales. En tiempos en que encarecen y escasean los alimentos y se contrae el turismo por causa de los altos costos, el valor agregado y la diversificación son claves. Es la mejor receta para estos tiempos.
El desayuno escolar
La supervisión de la calidad del desayuno escolar debe ser una tarea permanente. Independientemente de que los suplidores coloquen en lugar visible la composición nutritiva de los componentes del desayuno, las autoridades están en el deber de comprobar si se corresponde con la verdad. El desayuno escolar tiene la finalidad de cubrir un déficit nutricional que afecta a numerosos estudiantes de este país y de ahí que la composición de estos alimentos debe llenar ese importante cometido.
Al margen de campañas motivadas por la competencia entre suplidores de los elementos del desayuno, se requiere que funcionen siempre los controles de calidad para que haya garantía plena de que los estudiantes están recibiendo los nutrientes que necesitan. En estos días se ha reclamado la comprobación de la capacidad nutritiva del desayuno escolar y no debemos esperar el año que viene para hacerlo. Esa debe ser una rutina permanente.
