Una reflexiva fábula de Brecha

Una reflexiva fábula de Brecha

Bajo la dirección de Manuel Chapuseaux, la Compañía Nacional de Teatro presenta la obra  “El alma buena de Sezuan”, del autor teatral alemán Bertolt Brecht.  El brechtismo, como estilo teatral, sin duda ha influido durante décadas en el teatro de Chapuseaux, pero dirigir una obra del propio Brecht es otra cosa, es como introducirse en el lago y no solo apurar un trago para saciar la sed.

La experiencia de años, el conocimiento cabal de la teoría brechtiana y su teatro épico, unido a su exuberante creatividad, han posibilitado una excelente puesta en escena, de esta fábula reflexiva de Bertolt Brecht.

El director ubica la acción  como fue concebida por el autor, en una aldea de China, -Sezuan- a donde han llegado  tres dioses en busca de un alma buena. Como director de actores hace una buena escogencia y utiliza  personajes propios del teatro épico, como el narrador, convertido en esta obra en aguatero –Johnnie Mercedes-  conductor de la historia. El personaje dual Shen Te -Shui Ta, eje de la trama –bien y mal- , es reconocida por los dioses como el alma buena, pero es sometida a prueba tras recibir posibles para emprender una nueva vida; de continuar  bondadosa ante su nueva situación, los dioses volverían a confiar en la humanidad.

Los acontecimientos desbordan a la generosa Shen Te, y se convierte en el  pragmático y egoísta Shui Ta.

Descubierto  su doble juego, los dioses constituidos en jueces la juzgan, pero al mismo tiempo se enfrentan al dilema que han provocado: ¿cómo ser buena con los demás y consigo misma, y cómo evitar en su bondad su propia destrucción? Cansados, sin encontrar respuestas, los dioses se resignan, se convierten en entes contemplativos.

La interpretación de Edith Parra de este personaje escindido, es muy buena, logra establecer la diferencia  utilizando plurales  recursos actorales.  El colectivo con visibles desniveles de actuación, está bien manejado, Chapuseaux lo utiliza  a manera de coro griego, construyendo escenas con sentido propio, con dosis de  hilaridad, fiel al postulado de Brecht de que “no hay teatro serio sin humor”. La  inclusión de  cantos y música relajan la tensión, produciendo el efecto de extrañamiento  o distanciamiento brechtiano. El espectador deberá descubrir el espíritu del relato.

Las claves

1.  Dinámico

Hay en el montaje una dinámica envolvente y una estética  cónsona al discurso poético. La escenografía colorista, el vestuario, los ademanes y la movilidad elocuente,  recrean el ambiente oriental.

2.  Actores

Vicente Santos, Canek Denis, Gilberto Hernández,   Nileny Dippton, Ramón Raposo, Maggy Liranzo y Yorlla Lina Castillo.

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