Una reseña noticiosa

Una reseña noticiosa

Cuando ocurren terremotos, ciclones, tornados, los medios de comunicación social despliegan reporteros, fotógrafos, camarógrafos, a fin de “cubrir la información” de los sucesos con amplitud y precisiones. El paso de un ciclón o un tornado deja viviendas destruidas, cultivos arrasados, negocios arruinados. Es doloroso el espectáculo de personas heridas, niños a la intemperie, enseres dispersos. En estos casos, los daños son causados por “fuerzas naturales”. Los “meteoros” destrozan bienes e individuos, sin distinguir viejos de jóvenes o ricos de pobres. Los fenómenos atmosféricos son impersonales. Pero los cambios sociales, económicos, políticos, culturales, que están ocurriendo hoy, no son “reseñados” de la misma manera que un terremoto.
Dar un vistazo al mundo de hoy produce una impresión semejante a la de un terremoto; pero no puede medirse en la escala de Richter, ni las agencias de noticias “cubren” esos sucesos, pues escapan a las cámaras, e incluso a la comprensión abarcadora. Hay padres que matan sus hijos, nietos que degüellan abuelas, niños que asesinan hermanas. Los crímenes “infrecuentes” de antaño, se han vuelto una costumbre “repetitiva”. Las migraciones han aumentado de volumen hasta convertirse en fenómenos sociales insolubles. Las embarcaciones con emigrantes, en las costas de Grecia y de Italia, constituyen tragedias cotidianas; sin embargo, parecen imágenes sacadas de alguna obra teatral.
La guerra en Siria es algo terrible que debería horrorizar a religiosos, sociólogos, politólogos, antropólogos. Franceses, rusos, norteamericanos, bombardean ese territorio, cada grupo por motivos diferentes. Los sirios sufren una vieja dictadura y mueren bajo la metralla de una guerra civil, incentivada con la intervención de extranjeros. Los sirios, que huyen de su país para salvar sus vidas, crean problemas en los países vecinos y en toda Europa. ¿El patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, podría ser un componente en los diálogos de paz?
Existen graves conflictos en Haití, en Ucrania, en Israel, Venezuela, Turquía. En este momento una crisis política sacude el gobierno en Brasil. Los mexicanos padecen impotentes el predominio de los narcotraficantes. Se dice que operan allí unas 400 pistas aéreas para recibir diversas clases de drogas. Si mezclamos guerras civiles con drogas, terrorismo, escándalos financieros, gobiernos ineficientes y problemas monetarios, tendremos un desolador panorama de sufrimientos colectivos. Son “malas noticias”.

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