Una restricción más que pertinente para la salud del pueblo

Una restricción más que pertinente para la salud del pueblo

Debe llegar a su fin, inmediatamente, el expendio sin algún límite de bebidas de contenido alcohólico que llega a proliferar en establecimientos comerciales inapropiados como colmados y pulperías, peluquerías y hasta salones de belleza que colocan demasiado al alcance de comunidades urbanas y rurales una ingesta que la propia ley obliga a advertir en sus envases que dañan la salud. Esto en adición a que República Dominicana se destaca como uno de los países más permisivos al consumo excesivo de sustancias espirituosas por no existir aquí la tolerancia cero a la conducción de vehículos de motor en estado de embriaguez aunque se dispone de los medios para hacerlo. Un miedo pánico a borrachos y al tráfico de influencia que vive salvando pellejos a revoltosos.

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En medio de este panorama de descontrol social que cuesta muchas vidas, pues en la mayoría de los accidentes de tránsito mortales la ebriedad aparece como causa, surge la decisión de condicionar los expendios etílicos a la previa obtención de licencias que deben ser importantes (no por lo que se recaude) sino porque debería ser herramienta útil para combatir otras ilegalidades vista la relación de las bebentinas con la contaminación por ruidos, la violación a horarios, la presencia de máquinas de juegos prohibidos, el chorro de cigarrillos contrabandeados que llega sin sanción a los escaparates y la venta de estimulantes sexuales proscritos que causan erecciones mortales. Hasta a los disolutos hay que cuidarlos.

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