El Partido de la Liberación Dominicana -PLD- tiene que hacer un alto y hacerse una revisión de arriba hasta abajo para poner muchas cosas en orden en lo que tiene que ver con el Gobierno que preside en estos momentos el doctor Leonel Fernández.

Muchas cosas amenazan con tirar todo por la borda.

Hay mucha incoherencia en aspectos sumamente vitales. A una economía supuestamente blindada, le aumentan ahora el pesado fardo de una deuda que no se sabe cómo será honrada en el futuro. Este es un tremendo problema que se le dejará a las generaciones venideras.

Los actos de corrupción y el uso caprichoso de los bienes del Estado ya no sorprenden a nadie. Cualquier funcionario dispone de sueldos inimaginables a su antojo, mientras la humilde c1ase trabajadora tiene que arreglársela con salario de miseria.

A esto se suma el desvío de recursos a cuentas particulares y negocios en los que el Estado es el gran perdedor, por “errores” en c1áusulas dañinas.

A simple vista, cualquier piensa que este Gobierno perdió el control dentro de las estructuras de mando, ahora cuando la ambición desborda dentro de las autoridades y en las Fuerzas Armadas con casos espeluznantes.

Los escándalos van de uno a otro, con la diferencia de que los últimos superan a los primeros.

Todo parece estar contaminado por un germen diabólico que solo busca destruir la ética, la paz, el desarrollo sano y el respeto a las leyes nacionales.

Los ciudadanos nos preocupamos hasta lo sumo cuando vemos tantos males desatados y a un Presidente de la República guardando silencio o ejecutando cosas muy distantes de los problemas puntuales.

Es un gran intelectual y gran hombre de palabra pero ahora sus análisis, discursos y, sobre todo, su actitud, lucen al margen de la realidad.

¿Qué diría un Juan Bosch hoy?