Una revolución necesaria

Una revolución necesaria

La inversión en educación debe ir más allá de la construcción de escuelas y hogares para infantes. La inversión en educación hasta el octavo curso debe comprender una preparación mínima para que los niños cuando egresen de ese nivel hayan sido entrenados dotados de habilidades y conocimientos mínimos que les permitan desempeñarse en el mercado laboral.

Al lado de mi casa han sido construidos un hotel y el local de un partido. En ambas construcciones, lo raro era escuchar que los trabajadores hablaran en dominicano, y eso que hay un plan de regularización de haitianos para que sean dotados de un documento de identificación.

Los niños deben tener la oportunidad y la escuela la visión de detectar a quienes tienen vocación para estudiar instrumentos musicales, canto, escultura, pintura.

Cuando un niño termina la educación hasta el octavo curso debe haber sido entrenado para ocupar posiciones de ayudantes en la industria de la construcción, en plomería, electricidad residencial, lavado y planchado de ropas en establecimientos industriales. También deben ser instruidos de conocimientos rudimentarios en la confección de ropas para que sirvan como ayudantes.

En la construcción, por ejemplo, los ayudantes son fundamentales para el desarrollo armónico del trabajo.

Por supuesto que en los estudios de bachillerato deben ser incluidos cursos avanzados de trabajos manuales tales como panificación, repostería, carpintería, plomería, mecánica automotriz, mecánica pesada, mecánica industrial, pintura y desabolladura de vehículos, pintura de brocha gorda para residencias, ebanistería y reparación de muebles, electricidad residencial e industrial, manejo de equipos pesados. A ningún joven se le debe expedir un certificado de Bachiller si no ha sido entrenado en el manejo del instrumento fundamental: el computador.

En las escuelas debe haber un abanico de oportunidades para que los jóvenes sean entrenados para servir en cualquier actividad que contribuya a elevar el nivel de conocimientos de toda la población y que esas enseñanzas sirvan para que el joven tenga un oficio que le permita insertarse en el mercado de empleos.

La culminación de los estudios en escuelas públicas debe terminar cuando el joven ingrese a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, la cual como está subsidiada por el Estado, como es una beca, debe tener como requisito de ingreso indispensable un récord de notas, de por vida, superior a los 80 puntos sin derecho a repetir ningún curso. Para quienes no tengan ese récord de notas, que estudien en escuelas laborales especiales para adultos.

Esa beca debe premiar la excelencia estudiantil y quienes sean merecedores de la misma deben tener las mejores notas para que el límite de Bachilleres que ingrese sea el que ostente las mejores notas. Los demás, que paguen y estudien en universidades privadas, que hay muchas.

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