Una salida

Una salida

Emoción sin límites produjo en mi alma la inauguración del “otro palacio”, el  de Bellas Artes.  Es que desde hace un tiempo largo cada vez que pasábamos por el frente de ese tesoro de la arquitectura de nuestra ciudad, nos íbamos emocionando con el progreso de la reconstrucción.

Éramos de la corriente de gente ligada al medio artístico que consideraba que ese espacio y sus bondades físicas y  de ubicación, merecían un mejor trato. Como sufrimos el abandono y la sub-utilización de la sala Máximo Avilés Blonda y de los espacios formativos, tenemos todo el derecho a celebrar lo anhelado.

Tanto la formación de los futuros creadores del arte dominicano como los profesores y los egresados, celebran con igual júbilo la entidad que debe servir de medio  democratizador de la cultura.

Sin convertirlo en una sala experimental, este escenario bien podría servir para que los jóvenes talentos demuestren sus capacidades. Y, para que otros  artistas y géneros tengan  escenario para  proyectarse.

Me encantó el  escenario al aire libre y desde ya tengo el sueño de ver ahí espectáculos culturales y populares que coadyuven a una revalorización de nuestras raíces culturales y musicales. Los maestros Molina (padre e hijo) han demostrado que se puede ser clásico sin dejar de ser popular.  En sus manos nuestras raíces alcanzan el cielo.  Me gustaría pensar que así será Bellas Artes: la necesaria respuesta a estas dos corrientes que son el todo del arte.

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