Sí, es verdad que la ciudad corazón está llena de encanto. Lo está desde que uno penetra en su territorio y es recibido por el hotel Marriot y más tarde por el hospital Homs. De ahí, continuar es un gozo, sobre todo si recorremos el trayecto que nos lleva derechito a pasar por el frente del histórico Hotel Matúm y del Teatro Regional del Cibao, sin olvidar que ya nuestra mirada ha sido robada por el majestuoso monumento.

 Me llevó el Cierre del Mes de la Patria y tuve desde la primera hora el especial gozo de recibir la palabra de Dios de un Monseñor que me encanta leer y oír, De la Rosa y Carpio.

Después del patriótico desfile, Noemí y yo visitamos un centro comercial en el que nos compramos par de pares de zapatos y la hora de la comida nos llevó a buscar  donde se va a lo seguro.

Fuimos al Pez Dorado, honrando una vieja tradición de nuestro maestro Yaqui Núñez y allí encontramos el servicio excelente y los platos exquisitos de siempre.

El viaje nos permitió tomarnos una fría con Johan Bueno  en One Way, de esos centros que hace olvidar hasta el Seguras Viudas que habíamos degustado un poco antes.

Luego todo lo demás es un gozo infinito. El Monumento de noche con amplios parqueos. Los restaurantes de todo el alrededor y las propuestas de comida rápida en tono informal que van desde los chimis, perros calientes hasta una creativa papa con carne a la que llaman criollamente Yaroa. ¡Me gusta Santiago!