Una segunda oportunidad

Una segunda oportunidad

El mundo no se va acabar el 20 de mayo. Sin embargo, hay en juego muchas cosas. Primero, en los últimos 8 años se ha creado un grupo con una voracidad ilimitada por concentrar poder político y económico. Nunca como ahora se ha privatizado el Estado Dominicano y nunca como ahora se ha convertido en instrumento de acumulación de capitales espurios.  No es casual que la mayoría de las mediciones internacionales indican un severo deterioro de la institucionalidad y un aumento de la corrupción en país.

Segundo, nunca como ahora ha habido una pérdida relativa de posiciones en el nivel de desarrollo humano de la población dominicana. Es cierto se ha registrado mejoría en algunos indicadores sociales e institucionales, como ha ocurrido en el resto del mundo, pero el desempeño observado está por debajo del esperado, dado los niveles de riqueza por habitante y en la mayoría de los indicadores se han perdido posiciones a nivel mundial. 

Tercero, nunca como ahora ha habido tanta concentración de poder en un solo grupo. La independencia de la justicia se ha deteriorado. Se compran voluntades para lograr impunidades y complicidades en el futuro. Algunos árbitros electorales, sin el menor pudor, dan muestra de parcialidad y algunos hasta hacen negocios a través de oficinas privadas en un claro conflicto de intereses.

Cuarto, nunca como ahora se confunde lo público con lo privado y lo privado con lo público. Se  pagan millones en edificios mal construidos, carreteras que no se terminan, productores agrícolas que no han cobrado y surgen fortunas inexplicables. Adicionalmente, se hacen fundaciones privadas, las cuales generan una absoluta confusión entre lo público y lo privado, lo cual se presta para cualquier actividad reñida con la ley.  

Quinto, nunca como ahora se ha vivido en un festival de endeudamiento. Hoy cada dominicano que nace tiene  1,570 dólares de deuda, sin considerar la deuda del Banco Central, los cual es más del doble que en 2004. Mucho de ese dinero no se repaga y ha servido para financiar los subsidios, la estabilidad macroeconómica y la corrupción. De los 12.5 mil millones que ha aumentado la deuda pública entre 2000 y 2011, las dos terceras partes se ha concentrado en los últimos seis años.

Sexto, nunca como ahora se ha creado una ciudadanía de primera, los que están con el Oficialismo, que tienen una “patente de corso” para todo y una ciudadanía de segunda, los demás.

El continuismo no es una opción. Por eso apuesto a dar una segunda oportunidad. Apuesto por quien tiene la decisión y está comprometido a gobernar de manera ejemplar. Entiendo que es tiempo del cambio, para hacer de éste un mejor país, pero para todos.

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