MADRID, España.- Los actos violentos protagonizados hace un par de semanas por varios dominicanos en calles del centro de la capital madrileña, han tenido consecuencias graves, pues según alegan, algunos compatriotas están sufriendo persecuciones, detenciones e incluso deportaciones y pérdida de la nacionalidad española.
Algunos afectados dicen que actualmente existe una situación de tensión y, repiten sin cesar algo que es lógico: “No se puede meter a todos en un mismo saco”, pero los agentes del orden vigilan de cerca las calles cercanas al sector de Cuatro Caminos, donde residen y trabajan numerosos dominicanos, principalmente a lo largo de las calles aledañas a la Bravo Morillo, vía que tiene gran actividad comercial: tiendas con artículos de vestir, supermercados, peluquerías, casi todas en manos de chinos, y restaurantes y bares. Es un lugar cercano al centro, donde viven también muchos españoles de clase media. Los más vulnerables a deportaciones, como es natural, son aquellos que no tienen documentos legales, la residencia o la nacionalidad, lo que sirve de alegato para echarlos fuera del territorio español. Desde luego, son excusas muchas veces aceptadas cuando se trata de personas que alteran la paz pública, ya que es entendible que la gente de un país no quiera en su territorio emigrantes violentos, algunos involucrados en hechos criminales, pero las deportaciones tienen que ejecutarse dentro de un marco de justicia, no simplemente por sentimientos que dejan mucho que desear, como el prejuicio, la discriminación.
Hay que entender que en todas partes del mundo el inmigrante pobre es considerado un ciudadano de quinta categoría. Si es rico podría llegar a segunda. Es por tanto, que a los extranjeros les urge tener comportamientos decentes, pacíficos, de lo contrario se arriesgan a deportaciones o entrar en prisión. Más ahora que los europeos en los últimos años han apretado aún más al colectivo de emigrantes procedentes de países africanos, árabes, asiáticos y latinoamericanos. Los agentes del orden público de España están enfrascados en mantener la tranquilidad pública, ahora con más tensión que nunca, ya que el terrorismo golpea sin piedad, lo que obliga a una mayor vigilancia, muy estresante, pues lo está sucediendo no es juego y ningún país, está hoy día tranquilo, mucho menos los europeos, que han sido golpeados brutalmente. España es la que más ha sufrido la barbarie del terror. Con esta situación es mejor no alborotar las avispas.