Una situación inédita

Una situación inédita

Una situación inédita se le presenta al país desde el 17 de mayo. El Dr. Leonel Fernández,  a la cabeza de una maquinaria que tiene al Buró Político del Partido de la Liberación Dominicana y a sus múltiples ramificaciones como la cabeza, acaba de investirse con poderes absolutos:

Controla el Gobierno, legitimando su política de “dejar hacer”;  el Senado y la Cámara de Diputados; el Consejo de la Magistratura, y con el ello la Suprema Corte de Justicia, controla el Tribunal Constitucional, la Cámara de Cuentas y la Junta Central Electoral; y sólo le faltan unos diputados para garantizar la mayoría de dos tercios en la Asamblea Nacional, que le permitiría modificar la Constitución a su conveniencia.

Asimismo, el Buró Político y el Dr. Fernández validaron en las pasadas elecciones la eficiencia de la maquinaria electoral fundada en el más del millón de personas ligadas a las diversas “tarjetas”, a las “nominillas”, al aparato burocrático del Gobierno y al uso inmoral e ilimitado de los recursos del Estado.

¡Pero no son sólo esos factores que hacen inédita la situación!

El Dr. Fernández y todo el Buró Político (es un solo cuerpo) piensan que el profesor Bosch los ungió para que gobernaran la República por tiempo indefinido, por encima del bien y el mal.

Y, además, esta maquinaria cree tener garantizado que va a mantener domesticada la oposición política, pudiendo con ello vender una imagen de democracia, que no es real, y al mismo tiempo, impedir que esa abrumadora mayoría de dominicanos y dominicanas que saben que la situación está mala y que estará peor, se lancen a hacer oposición generando “un nuevo comienzo” que una, alrededor de una plataforma política común, las voluntades, los liderazgos; a los sectores progresistas, liberales, patrióticos o ciudadanos dispuestos y dispuestas a asumir su responsabilidad.

Ese papel no lo puede jugar la cúpula del Partido Revolucionario Dominicano, la cual quedó maltrecha en estas elecciones.

La indignación creciente de su base y la rencilla por la presidencia del partido, primero, y luego por la candidatura presidencial, invalidan e invalidarán a esta otrora formidable maquinaria, a hacer oposición política, y mucho menos a encabezar esa oposición política a un Gobierno que camina inexorablemente hacia el peor de los continuismos.

Dos cuestiones son vitales para generar esa oposición: como pasó en 1959-65, y antes en 1836-44 y 1863-65, una nueva mayoría se construye con la convergencia o complementariedad de sectores liberales, progresistas, patrióticos; con importantes sectores militares y con ciudadanos en general. Y la convergencia y complementariedad no se alcanzan con vanguardismos y competencias estériles.

Hay que unir la acción con la palabra, y desterrar todo lo que se oponga a la convergencia y la complementariedad.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas