Una subida al Everest que nos enseña a vivir

Una subida al Everest que nos enseña a vivir

Las lágrimas se convirtieron en un agente libre. Por momentos era imposible contenerlas. Demasiadas lecciones y emociones que se sucedían y me sacudían. No había manera de mantenerme impasible, ajena a lo que estaba leyendo.

La historia de Ana Belén Ramón Ruiz me conquistó desde que vi el nombre de su cuenta: @misubidaeverest. Inmediatamente entré al perfil: “Cuando te diagnostican un cáncer, te sientes como un alpinista a los pies del Everest. Actualmente luchando contra un linfoma. Únete a mi expedición -Ana Belén”.

Chocada con su sinceridad, fui a conocer su blog, Mi Subida Al Everest. Entonces supe que ella es de Valencia, España, y que el blog nació el 10 de enero para informar a sus seres queridos acerca de su tratamiento contra el linfoma que la afectó por primera vez a los 22 años. Hoy tiene 36.

Cada entrada leída fue una estocada. Aunque no es su intención, con su optimismo, entereza y alegría Ana Belén da una incalculable lección de vida. Ella, alpinista a gran escala, es feliz a pesar de las circunstancias porque ha aprendido a valorar las pequeñas cosas. Nosotros, que frente a ella no tenemos problemas, muchas veces nos ahogamos por tonterías y dejamos de lado lo esencial.

Hoy les invito a descubrir el mundo de Ana Belén, ver cómo llegó hasta el autotrasplante de médula y con qué ilusión está recomenzando. Al hacerlo uso una frase que ella sacó de una película: “Por mucho que estés sufriendo, siempre hay alguien que sufre más que tú. Y no quedan más que dos opciones, o pudrirte por dentro, o bailar al ritmo de la vida”. ¿Bailamos?

Publicaciones Relacionadas