¿Una trama para desplazar a Raúl Castro del poder?

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La brusca destitución del Canciller cubano Felipe Pérez Roque y del Vicepresidente Carlos Lage Dávila, en medio de un evento internacional en La Habana, no quedó clara en los centros donde se monitorea la política cubana. Ahora, el internacionalista y ex Canciller mexicano Carlos Castañeda dice, en un artículo publicado en el  número de la próxima semana de la revista norteamericana Newsweek, que se habría tratado de un intento de desplazar a Raúl Castro del poder, con la complicidad de Hugo Chávez. Este habría buscado apoyo internacional, incluyendo el del Presidente Leonel Fernández.

El presidente Leonel Fernández se habría negado a cooperar en una conspiración interna para desplazar al presidente  Raúl Castro, supuestamente orquestada por dos altos funcionarios cubanos que luego fueron destituidos,  en alianza con el líder venezolano Hugo Chávez, según revela en un artículo de opinión en el semanario norteamericano Newsweek el ex canciller mexicano Jorge Castañeda. El articulista no abunda en la razón que tiene para mencionar al doctor Fernández.

De acuerdo a la complicada madeja descrita por el ex diplomático azteca, hace como un mes el ex canciller Felipe Pérez Roque y el ex vicepresidente Carlos Lage Dávila, junto a otros “estaban  aparentemente involucrados en una   conspiración, traición, golpe o  cualquier término que se prefiera, para derrocar o desplazar a  Raúl de su posición. En este esfuerzo ellos reclutaron, o fueron reclutados por el venezolano Hugo Chávez, quien a su vez trató de enlistar el apoyo de otros líderes latinoamericanos, comenzando con Leonel Fernández, de la  Republica Dominicana, quien rehusó participar”.

Según el artículo, que saldrá en la edición del próximo día 23 de Newsweek,  las razones de los presuntos conspiradores para desplazar a Raúl serían  “influencia y poder”, y agrega: “…pero ellos también temían que el líder comenzaba a sentirse amenazado por la   reacción del pueblo  cubano a las  excesivas privaciones  económicas y sociales, y tras el fallecimiento de su hermano se vería imposibilitado de controlar  los acontecimientos. Consecuentemente,   aceptaría una serie  de reformas  económicas y políticas a fin de normalizar las relaciones con los Estados Unidos, sabiendo que en ello  descansa la única opción para el mejoramiento inmediato de las vidas de los cubanos. Ellos consideraron que esto sería una traición a la revolución, y el comienzo del fin de su supervivencia”.

Castañeda, quien no cita ninguna fuente y  se apresura a aclarar que “nada de esto puede ser comprobado”, dice que Raúl llevó a su hermano la evidencia recogida por la inteligencia militar y lo forzó a escoger entre la sucesión tal como ha sido acordada y los conspiradores. Según Castañeda, Fidel se inclinó a favor de Raúl y, posteriormente, el presidente Chávez fue convocado a La Habana y puesto a escoger entre echarse a un lado del asunto y mantener el apoyo económico a la isla o exponerse a perder “su seguridad y aparato de inteligencia cubanos, exponiéndose así a golpes e intentos de  asesinato”.

Castañeda publicó hace años  una biografía del Ché Guevara que lo puso en contradicción con la dirigencia cubana.

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