Una gran cantidad de dirigentes y miembros de las direcciones nacionales de los partidos de la Liberación Dominicana (PLD), Fuerza del Pueblo (FP) y Revolucionario Dominicano (PRD) están muy optimistas, felices y contentos con la alianza formalizada entre estos partidos mayoritarios, con miras a desplazar del poder al Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Lo primero que se deben preguntar los que propician esta importante alianza política es ¿para qué desean llegar de nuevo al poder?, si es para verdaderamente servir al pueblo, como reza el lema del otrora P.L.D., fundado y dirigido por el insigne político, escritor, demócrata y humanista, el Profesor Juan Bosch, que hizo de este un partido único en América, o en cambio, es solo para volver a servirse del gobierno y continuar haciendo más de lo mismo.
Si la tan anhelada alianza es con el fin de obtener el poder para buscar fortunas, beneficios personales, enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, canonjías, privilegios, entre otros. Si no es para corregir lo que se hizo mal, esta no tendría sentido ni razón de ser. Hay que demostrar que de verdad existe un gran interés y preocupación por el país y por los sectores sociales más vulnerables.
Puede leer: A pesar de los estímulos economía sigue desacelerada
Los candidatos de los partidos aliados deben hacer un acuerdo formal con el país, comprometiéndose a corregir los errores, delitos y desaciertos cometidos en el pasado, como: los actos de corrupción administrativa, la impunidad, permisividad y la no aplicación de un régimen de consecuencias a los delitos. Si es para combatir la pobreza, el alto consto de la vida, la inseguridad social y ciudadana, la entrega de nuestra soberanía, los graves problemas sociales y migratorios, el deterioro al medio ambiente y de una serie de males que hoy afectan al país, esta es digna de apoyarse. Pero para que esta alianza sea efectiva y pueda rendir los resultados esperados, es necesario colocar los intereses nacionales por encima de los particulares y partidarios. Lamentablemente ninguno de estos temas está siendo tratado por los que propician dicha alianza.
Esta es gran una oportunidad que el pueblo le brindaría para rectificar lo que se hizo mal y para dejar atrás el pasado, para realizar una gestión decente, honesta, transparente, eficiente y eficaz, que contribuya con el desarrollo integral, no solo material, sino, social y humano, pensando siempre en las futuras generaciones, como lo expresara el Canciller de Hierro de Alemania Otto Von Bismarck: “El político piensa en la próxima elección; el estadista en la próxima generación”, como siempre lo hizo el profesor Juan Bosch y Gaviño.
Considero que nunca como ahora se hace tan necesario aplicar el lema de campaña utilizado por el PLD en el año 2012: “corregir lo que está mal, continuar lo que está bien y hacer lo que nunca se ha hecho”, pues de no hacerse así, sus ideólogos serían echados al zafacón de la historia; de hacerlo bien se casarían con la gloria. Estas humildes y sinceras sugerencias y recomendaciones las hago revestido de la mejor buena fe, como todo buen dominicano preocupado por las presentes y futuras generaciones, por un mejor país digno para todos, que fue al Estado a servir, no a servirse de él. Ojalá que las mismas no caigan en sacos rotos.