El Presupuesto General del Estado fue aprobado ayer por el Senado con la premura que estaba prevista y con las modificaciones propuestas por el Poder Ejecutivo, pero es una verdadera lástima que ese ejercicio no incluyera un desprendimiento de los senadores para renunciar al barrilito y otras asignaciones que son la antítesis de la austeridad a que ha de estar sometido el Gobierno en sentido general y el propio país. Para 2013 los legisladores continuarán disfrutando asignaciones para renglones como alimentos y bebidas y otros servicios no personales de los que no hay ningún detalle.
Se mantendrá el paralelismo entre la política social que desarrolla el Gobierno a través de toda una estructura para esos fines, y la que dicen realizar en sus comunidades los legisladores con asignaciones como el barrilito y el cofrecito, recursos que no sirven más que para promoción política de los interesados. Es una verdadera inconsecuencia que en medio de una austeridad como la que está en marcha, los recursos del erario continúen teniendo un destino tan cuestionable. La política social del Estado se maneja a través de instancias y capítulos que dejan constancia del uso que se le da a los recursos. Hubiera sido refrescante que los senadores sorprendieran a la sociedad con un gesto de desprendimiento consecuente con la situación de dificultad financiera y de austeridad que vive el país.
Hagamos la revolución
El año 2013, en el que el Estado comenzará a invertir por primera vez el 4% en educación, debe marcar el inicio de una verdadera revolución. Debe trazar las pautas para que las reformas estructurales y curriculares tengan un fuerte impacto social, en términos de aprovechamiento para estudiantes y educadores. La aspiración es que la inversión que se hará a partir de 2013 remueva las taras que han impedido el desarrollo del sistema educativo que necesita el país.
Para los propósitos de una inversión tan cuantiosa, es refrescante saber que el Ministerio de Educación sí está en condiciones de manejar de la manera más apropiada y provechosa esa cantidad de recursos. Una declaración de este ministerio le sale al paso a la afirmación de uno de sus técnicos, que consideró que la cartera no estaría en condiciones de manejar el 4% del PIB. Hagamos pues la revolución del conocimiento.