Una vida de penas y alegría
Sosa dejó las discotecas y
se concentró en el béisbol

<STRONG>Una vida de penas y alegría<BR></STRONG>Sosa dejó las discotecas y<BR>se concentró en el béisbol

POR FRANKLIN MIRABAL
El jugador dominicano Sammy Sosa, futuro Salón de la Fama de Cooperstown, habló ayer sobre sus alegrías y sus penas. Concedió una extraordinaria entrevista al espacio La Semana Deportiva, del canal 13, que conducen los periodistas Héctor Cruz, Héctor García, Bienvenido Rojas y Mario Emilio Guerrero.

Cuando era pequeño, recuerda que una vez no tenía que regalarle a su mamá, el Día de las Madres.

Salió a la calle, pidió un peso, y le regaló un cigarrillo Montecarlo.

Fue pobre, muy pobre, pero siempre tuvo en mente llegar a ser alguien grande, y el béisbol le abrió las puertas. Su primer jonrón de Grandes Ligas fue contra Roger Clemens en el Fenway Park de Boston.

Recuerda que sus compañeros le dijeron: Hoy tira Roger Clemens, un grande. Y Sosa dijo, bueno, yo voy a buscar lo mío.

En el primer turno lo ponchó con tres rectas a mil. En el siguiente turno, se la sacó por el Monstruo Verde. En ese momento, le dijo a sus compañeros: Se la saqué a Clemens, se jodieron los demás pitchers.

La historia no se equivocó y en el 2007 llegó a 600 jonrones.

Capítulos feos: Cuando lo acusaron de abandonar su último juego con los Cubs de Chicago.

Dice que le pidió permiso a Dusty Baker, con quien confesó tener unas relaciones tirantes.

Y según sus palabras, quisieron justificar el fracaso del club, con su salida del partido antes de tiempo.

Sobre los esteroides, dijo: En su libro, José Canseco no me cita, pero prefiero no hablar de eso. Es un tema muy complejo.

Con relación a aceptar ser un jugador suplente en Texas, dijo que si se enfadaba, íban a recordar lo que pasó en Chicago, y entonces, le íban a sacrificar más su imagen.

Dijo que la mayor felicidad se la dan los fanáticos de todas partes del mundo. Y que apesar de los obstáculos, se siente un hombre bendecido por Dios y preparado para seguir adelante.

Cree en Dios, le teme a Dios y lee la biblia todos los días.

Según confesó, Sosa solía beber mucho, discotequear, y andar hasta altas horas de la noche, pero que paró eso a tiempo.

Sosa dijo que eso destruye a un pelotero. Relató que comenzó a acostarse a las 10:00 de la noche, y a partir de ahí fue mejor jugador.

Recordó que la mayoría de los partidos en Chicago eran a la 1:30 de la tarde. Imagínate, un pelotero bebido y trasnochado, realmente no podía ver la bola con ese solazo.

Maduró cuando se dio cuenta que tenía que dar más de sí, que tenía más responsabilidad y que había muchos ojos sobre su carrera.

Sosa dijo que no le molestan las críticas, ya que ninguna de ellas lo pueden destruir.

Sus días duros, difíciles ya pasaron y ha llegado el momento de disfrutar luego de tantos sacrificios.

Tiene su silla segura

Parece ser que Sammy Sosa no está tan preocupado como el año pasado sobre un nuevo contrato.

 Sosa declaró  que tiene un puesto seguro para regresar con el equipo de Texas en la temporada del 2008.

Dijo que tiene las puertas abiertas en Texas, y que una vez tantee el mercado, tiene la opción de volver con ese equipo.

De hecho, Sosa había declarado que Jon Daniels, gerente de Texas, le había dicho que seguirían en contacto.

Sosa, quien llegó a los 600 jonrones con ese equipo, se mostró agradecido con el trato del dirigente Ron Washington, quien lo manejó bien, dándole su descanso durante la semana. De manera, que no hay pánico, si no es con otro equipo, Sosa tiene sus puertas abiertas en Texas.

Sosa se ganó 2.5 millones de dólares en el 2007 y en el 2008 deberá ganar entre cuatro y cinco millones.

Como es una costumbre, Sosa siempre comienza a entrenar en enero, fecha para la que piensa estar firmado.

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