Una vida sin sexo

Una vida sin sexo

Aunque lo más “normal” es que las personas se sientan atraídas por el sexo o las relaciones sexuales, hay otras, en cambio, a quienes este acto no les llama la atención.

A este tipo de personas se les conoce como asexuales. Y a diferencia del celibato, que es cuando alguien elige la condición, la asexualidad es una parte intrínseca de la identidad sexual del ser humano.

“Es una orientación sexual así como la heterosexualidad, la homosexualidad y la bisexualidad”, explica la terapeuta sexual Heidy Camilo.

La especialista señala que como características, solo se observa a alguien que no le interesa el contacto sexual, “pero eso es a lo largo de su vida, no debe confundirse con el trastorno de inhibición del deseo sexual”.

“El asexual, como las demás personas, no está proclamando su orientación sexual, solo que al no interesarle sostener relaciones sexuales con otro persona, pasa en algunas ocasiones desapercibido. De hecho, puede sostener relaciones amorosas de tipo romántica pero con el contrato explicito de no tener relaciones sexuales; todo asexual tiene necesidades emocionales de cercanía y afecto, pero no sexuales”, indica Camilo.

La terapeuta dice que no existe una causa que explique de dónde provienen las orientaciones sexuales, pero se conoce que tiene factores biológicos, psicológicos y sociales. “Y su tendencia inicia desde la adolescencia”, sostiene.

¿Es motivo de consulta? Aparentemente, a las personas que viven con esta condición no les interesa cambiar. Heidy Camilo cuenta que los asexuales no acuden a consulta por esta causa. “Cuando suelen ir es por motivos comunes a otras problemáticas emocionales, psicológicas, familiares y sociales”, aclara.

Consejo. “La única recomendación que puedo hacer es que todo asexual sea honesto al entablar una relación de tipo romántica con otra persona, que le explique y quede claro que no le interesa tener relaciones sexuales y el vinculo afectivo que sostiene la relación sea el buen trato, el respeto y la comunicación, la solidaridad y la empatía, como debe ser en todas las relaciones del ser humano”, aconseja la terapeuta.

No confundir. Algo que hay que tener en cuenta es que por el hecho de no querer tener relaciones sexuales en algún momento con tu pareja, no significa que seas asexual. Dependerá de la frecuencia con la que esto ocurre.

No debe confundirse tampoco un homosexual con un asexual. Son condiciones distintas. Mientras que el primero se siente atraído por su mismo sexo, al segundo no le atraen las relaciones sexuales con ningún sexo.

El concepto. Se dice que, por lo menos hasta los años 70, el término “asexual” se utilizaba para referirse a las personas con malformaciones genéticas que les impedían tener relaciones sexuales.

Lo que dice la ciencia. Se trata de una condición que se empezó a investigar no hace mucho tiempo; los estudios que existen son considerados insuficientes, pero existen algunas contradicciones respecto a sus causas. Algunos afirman que se relaciona con particularidades de origen endocrino y otros indican que se trata de una predisposición genética provocada por la ausencia de los componentes libidinales, responsables de provocar el deseo sexual.

Mientras tanto, hay otras personas que le atribuyen la asexualidad a factores psicológicos, especialmente cuando en la niñez hubo alguna situación que haya predispuesto esta condición.

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