China, una potencia global devenida en nuevo socio de la República Dominicana pero no es simplemente otro amigo, sino la nación que avanza incontenible en el siglo XXI. Para forjar una buena amistad es imprescindible conocerse bien integralmente ya que solo así se puede fomentar la comprensión y el respeto mutuo. RD ha estado muy lejos, además de geográficamente, también afectivamente, del pueblo chino. Hoy les ofrezco un conjunto de ideas y principios en que se basa la política internacional de China según lo expuesto magistralmente por su embajador en el país, Zhang Run, en la Cancillería el pasado jueves. Pretendo, progresivamente, contribuir muy modestamente, a un mayor conocimiento y comprensión de la realidad china presentándoles trabajos alternativos sobre lo que se ha hecho y queda por hacer para un amplio conocimiento cultural mutuo; sobre el papel real que juega el Partido Comunista Chino en su sociedad y, también es conveniente, presentar un perfil del líder chino Xi Jinping.
Ante el criterio de que la política exterior es la continuación de la política interna de los Estados es conveniente tener una visión diáfana de cuál es el rol que ha asumido China durante estos últimos 40 años de reforma y modernización. Con un acelerado y profundo crecimiento es la segunda economía global en marcha, a la brevedad, a posicionarse en el primer lugar; líder absoluto en comercio de bienes -mayor exportador y segundo importador –, segundo lugar en comercio de servicios y mayor destino de exportaciones para casi 130 países y regiones, desde hace varios años es el mayor contribuyente, con un 30% anual, al crecimiento mundial. El último reporte Fortune 500 incluye 129 empresas chinas superando por primera vez a EEUU. Sin embargo, reconoció el embajador, el PIB per cápita es un séptimo del de EEUU y un cuarto del de la Unión Europea; el pasado año registraban 16,6 millones de pobres y subsistía una brecha grande entre el campo y la ciudad y entre regiones. Como principal contradicción social se enfrentan las necesidades insatisfechas y un desarrollo equilibrado.
Por todas esas razones China es partidaria de la apertura y vínculos armoniosos entre las naciones. Acogiéndose a los principios de la coexistencia pacífica la política exterior china se sustenta en cuatro ideas centrales esbozadas por su presidente, a saber: la realidad de un cambio drástico en el mundo actual; el bienestar de China depende tanto del curso del mundo como éste depende del desarrollo chino; desarrollar una diplomacia basada en las peculiaridades chinas y promover que todas las naciones trabajen en aras de la humanidad. Hay que enfrentar y neutralizar los “antis” que hoy prevalecen: contra el orden mundial, la globalización, el libre comercio y la inmigración.
El embajador fue claro y tajante al señalar, por un lado, que su país no acepta que se pretendan insertar prejuicios geopolíticos en las relaciones con RD y fijó como líneas rojas infranqueables el respeto a la soberanía e integridad de China. Además, dejó claro que para su país no hay más alternativas que abrirse cada día más.