Una voz de denuncia

Una voz de denuncia

No siempre los ciudadanos tienen la posibilidad de que sus pensamientos y pareceres sean conocidos por la población a través de los medios de comunicación masiva.

Por eso no siempre se sabe lo que hay en el corazón de las gentes, llevando a creer a muchos líderes, ministros y gentes de poder que las travesuras que cometen pasan desapercibidas, como si estuvieran ante un pueblo ciego, ignorante e indiferente.

Lo que vi y escuché este domingo en una congregación desdice esta suposición.
Ignacio Ferrand es un ciudadano que ha vivido siempre en la comunidad de Villa Mella. Se gana la vida reparando aparatos en un taller ubicado en la antigua carretera de Sabana Perdida. Allí vive su familia en unas tierras heredadas de sus ancestros.

Este hombre humilde, en su condición de líder de la congregación evangélica, predicó un sermón.
He aquí parte de lo que dijo:
-Nos hemos llenado de políticos que cuando llegan a los cargos, al manejar dinero que en su vida nunca habían visto, entonces piensan que fue una herencia que les dejaron sus padres.
“Pero estamos ante una justicia que no trata la corrupción de manera fuerte. Por eso es alto el porcentaje de individuos que se alzan con lo ajeno”.
Visiblemente molesto prosiguió diciendo:
-La corrupción está también en la religión. Ahora mismo hay una proliferación de iglesias por todas partes. Hasta cierto punto diríamos que eso es bueno, el problema es que hay individuos engañadores que en esto ven la oportunidad de hacerse también de dinero.

“He sabido de congregaciones que obligan a las gentes a entregar todo lo que tienen. Son pastores corruptos que solo buscan lo suyo.

“Hay mucha injustica, pero llegará el día en que Dios esto lo acabará”.

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