Una voz de  pocas repercusiones

Una voz de  pocas repercusiones

Se podría decir que el país está acostumbrado a la dureza y valentía del senador de la provincia Peravia, Wilton Guerrero… y también acostumbrado a que sus gravísimas denuncias no produzcan las repercusiones que evidentemente merecería de autoridades de su propia identidad política. Sus apreciaciones sobre una extendida, y a veces dominante, presencia del narcotráfico en la maquinaria que estaría llamada a combatirlo con efectividad  encuentran el silencio por respuesta, a pesar de que las autoridades del ramo descubren con cierta regularidad una impresionante infiltración de individuos en filas oficiales que hacen causa común con el crimen organizado, confabulándose para   mercadear las drogas que ocupan o recurriendo a escandalosas extorsiones.

Desde el punto de vista del  legislador , “esto está perdido”, pues -en función de su más reciente aseveración- los “peces grandes” del  narcotráfico  están excluídos de los expedientes de Paya, Quirino y del formulado  contra José David Figueroa Agosto. En un país en el que autoridades supremas cacarean una supuesta intención de no permitir “vacas sagradas”, un crítico de valentía y coherencia, proveniente del mismo frondoso árbol morado del poder, insiste en plantear una sistemática impunidad que parecería  corresponder  mucho con la extensión imponente  y grave que toda opinión pública le reconoce a ese mal.

La paternidad responsable

Hoy es día de reconocimiento  a la figura del Padre de Familia. Función sometida notablemente  a  presiones sociales  que hacen más difícil  cumplir con el deber de educar para la idónea formación de los hijos   que ingresan a  un mundo de cambios asombrosos, de crisis materiales y morales;  en un país en el que la inversión para el desarrollo humano no ha sido prioritaria y que acusa un déficit de atención a la educación y a la formación de recursos para la vida productiva. Felicitaciones a quienes, con todo, ejercen  airosos la paternidad responsable.

En la cara sombría de nuestra realidad, con altos índices delictivos  entre jóvenes y adolescentes  que a veces sobrecogen el ánimo, aparece la orfandad de hijos de “padres vivos” a quienes el medio social no les impuso las elementales obligaciones de bien criar, en todos los sentidos. Por tales motivos, el futuro es riesgoso para este país. Vale recordarlo en esta fecha tan significativa.

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