Las tiranías enseñan mucho. Iniciábamos los trabajos en una mesa electoral situada en San Carlos. Sólo se escuchaba el silencio del amanecer y el chisporrotear del café que preparaba una señora en la casa del lado.

Se inició la votación, no había problemas, todos sabíamos qué debíamos hacer.

Cuando me correspondió el turno de votar pregunté sin el más ligero rictus de burla ¿cuál es el partido de Ballester o Panchito Prats?

El silencio fue mayor. Todos los miembros de la mesa trabajábamos en la Dirección de Rentas Internas.

Uno de los compañeros preguntó: ¿qué dijiste? Que dónde está la boleta del partido de los trabajadores, de Ballester, de Panchito Prats y Pardilla.

Durante unos segundos nadie dijo nada, nadie comentó nada, nadie levantó los ojos del piso. Entonces dije, para que todos los oyeran claro: para no votar por ese partido. Yo voto por el Partido Dominicano.

Aquellas elecciones arregladas y manipuladas por el régimen del tirano Trujillo, siempre sumaban votos por más del 90 por ciento, a favor del mandamás.

Había que demostrar que el régimen tenía un respaldo unánime, o casi. Aquel 1960 Trujillo se hizo elegir Gobernador de Santiago. No pregunte: obtuvo él no recuerdo cuántos votos, pero desde entonces nadie ha obtenido un porcentaje de votos tan alto como los de él.

Las votaciones del domingo pasado en el Partido Revolucionario Dominicano fueron pacíficas y ordenadas como normalmente ocurre en el país, el problema se presenta a la hora de contar los votos y validar las actas.

El doctor Guido Gómez Mazara cuestiona los resultados electorales publicados por la comisión organizadora del certamen, integrada por miembros de una sola corriente del partido.

Guido denuncia que en lugares donde normalmente votan 4 mil, se enviaron 400 boletas. A otros puntos no enviaron las boletas. También dice que se sumaron actas que no tienen las firmas de los delegados ni el sello de goma correspondiente.

Eso no es nuevo, ocurre en todas las elecciones donde hay trampa. ¿Por qué lo digo? Porque un pícaro creó la frase: acta mata votos, y no se cuentan los votos para poder obtener ganancia de causa de manera inmoral, ilegal.

Escribo antes de una rueda de prensa donde Guido mostraría pruebas de que se contaron votos no emitidos y actas no válidas.

Extraña que el 96 por ciento votara para que el ingeniero Miguel Vargas pueda ser candidato o ese mismo porcentaje no votara por sus candidatos.

Por eso era que cuando Trujillo el tirano ganaba con más del 90 por ciento de los votos. La unanimidad es peligrosa.