Unas precisiones

Unas precisiones

Un libro titulado «Al borde del Caos», de la autoría del periodista Miguel Guerrero, ofrece una versión documentada de los acontecimientos que generaron la crisis política del mes de mayo del 1978, creada por los militares que intentaron desconocer, en perjuicio del Partido Revolucionario Dominicano, los resultados de las elecciones celebradas el día 16 del citado mes.

Fue una torpeza, afortunadamente fracasada, por la firme actitud de rechazo adoptada por el Presidente de la República, doctor Joaquín Balaguer.

Sin embargo, el periodista Guerrero dejó al margen de sus aportaciones históricas los antecedentes de la crisis, no obstante que como corresponsal del periódico «El Caribe», reportó las incidencias de la ceremonia de la firma del tratado Torrijos-Carter, celebrada en la ciudad de Washington, el 8 de septiembre del 1977.

El Presidente Balaguer, ya irremediablemente privado de la visión, participó en la ceremonia, juntamente con los demás jefes de Estado latinoamericanos, entre los que figuraron los militares Alfredo Strossner, del Paraguay; Jorge Videla, de la Argentina y Hugo Bánzer, de Bolivia.

El periodista Guerrero fue testigo de cómo, tras despedir en el Salón Oval, a todos los mandatarios asistentes a la firma del Tratado, el presidente Carter reservó para el final al doctor Balaguer, elogiándolo frente a los periodistas de todo el mundo allí presentes. «El Presidente Balaguer -dijo Carter- es un ejemplo de inspiración para la América Latina, y para mí mismo».

A su regreso al país, el Presidente Balaguer enfatizó ante la prensa, su compromiso de celebrar unas elecciones libres y transparentes. Pero aclaró, que las Fuerzas Armadas a veces intervenían en los procesos electorales del país, y que ese era un vicio nacional, que él había combatido personalmente.

El día 17 de octubre siguiente, llegó al país el Secretario Adjunto para los Asuntos Interamericanos, el señor Terence Todman, quien declaró diplomáticamente, «la absoluta neutralidad de los Estados Unidos, respecto a las próximas elecciones del 16 de mayo». Le había precedido, un mes antes, el embajador ante la ONU, señor Andrew Young, quien se refirió a los empeños de su país, para «crear las bases de una democracia progresiva de nuestras instituciones». Y en el brindis de estilo, formulado en el almuerzo que se le ofreció en el Palacio Nacional, el señor Young finalizó su discurso, leído en el idioma inglés, para expresarse en el idioma español con el señalamiento, de que «usted Presidente Balaguer, es la sonrisa de la democracia».

En la comitiva del señor Young figuró un funcionario del Departamento de Estado, el señor Mark Schneider, quien previamente había declarado en el Despacho del senador Edward Kennedy, en Washington, que en las elecciones dominicanas del mes de mayo, «el PRD era una carta de triunfo, por el poder político que le ofrecía a ese partido, sus relaciones internacionales». Esa declaración fue préstamente desmentida por la embajada de los Estados Unidos en nuestro país, con la ratificación de la más absoluta neutralidad de Washington en el próximo torneo electoral». Pero en el almuerzo ofrecido por la embajada al señor Young, con la presencia del señor Schneider, al finalizar el mismo, un eufórico doctor Peña Gómez exclamó un «ya el PRD es gobierno».

Para muchos estudiosos de la actividad política nacional, supuso una sorpresa, enterarse de que el señor Antonio Guzmán Fernández, figurase en una lista del Departamento de Estado, como uno de los recomendados por la Organización de Estados Americanos, para figurar como Presidente Provisional de la República, dentro de las negociaciones celebradas, para viabilizar la retirada de la Fuerza Internacional de Paz del territorio nacional, luego de darle fin a los acontecimientos iniciados el 24 de abril del 1965. Fue seleccionado el Doctor Héctor García Godoy, pero el señor Guzmán Fernández quedó inscrito en el grupo de «los posibles» reservados por Washington, para la solución de las eventuales crisis políticas que son habituales en el litoral latinoamericano.

Para el año 1977, el señor Guzmán Fernández figuraba como el candidato presidencial de los llamados «liberales de Washington», para oponerlo a las aspiraciones del doctor Peña Gómez, consideradas entonces inviables, por «la incontenible emocionalidad» del líder perredeísta. En consecuencia, fue el señor Guzmán Fernández el definitivamente seleccionado para protagonizar un llamado «Plan Camelot», que databa del año 1968, basado en una investigación realizada por la Universidad Madre y Maestra de Santiago, publicada el año 1972, bajo el título de «Bonao, una ciudad Dominicana». Aún cuando el mencionado alto centro de estudios, advirtió que los resultados de esa investigación no le comprometían, la misma fué auspiciada económicamente por la Falcombridge Dominicana. Y en esa investigación participó, entre otros, la hija del señor Guzmán Fernández.

Como consta, la Universidad Madre y Maestra fué creada bajo los auspicios de la Catolic University of St. Louis y la Agencia Internacional para el Desarrollo de los Estados Unidos, la AID.

Previo a las elecciones del 1978, fue designado como encargado del personal de la empresa minera Falconbridge, el señor Sacha Volman, descrito como un espía de la CIA por el ex agente Phillip Agee, en su libro titulado «Inside The Company Diary». El señor Volman fue el promotor del llamado «Instituto de Educación Política», con sede en Costa Rica, donde fueron enviados a estudiar varios jóvenes perredeístas, entre los que se destacó el doctor Peña Gómez. Concomitantemente fué designado asesor del PRD en la organización sindical del país, el señor Román Salazar, miembro prominente del Partido Acción Democrática de Venezuela, durante el gobierno del Presidente Carlos Andrés Pérez.

El día 18 de mayo, el Presidente Carter declaró en Washington, basándose en datos suministrados por la OEA, que en las votaciones dominicanas el PRD había obtenido 900 mil votos, mientras el Partido Reformista solo 470 mil. Al día siguiente, esos datos fueron ratificados por el Presidente del PRD, doctor Salvador Jorge Blanco. Pero coincidencialmente, el licenciado Luis E. Tonos, a cuyo cargo estaba el sofisticado equipo de computadoras existente en el país, propiedad de la AID, renunció a su cargo, y pidió asilo en la embajada de Venezuela.

El Plan Camelot fue diseñado para transferir a la región del Cibao el poder político de la nación. Y el mismo incluyó entre otros, la creación del Instituto para el Desarrollo del Cibao y la Universidad Madre y Maestra, ambos auspiciados económicamente por la AID. Por lo que nada extraño fué, que la llamada oligarquía cibaeña, rechazase públicamente la solidaridad que le solicitase el Presidente Balaguer, destacándose como los líderes del rechazo los señores Víctor Espaillat y Alejandro Grullón. Con el retorno al poder del Presidente Balaguer, en el año 1986, ambos poderosos empresarios retornaron al amparo del «efecto Balaguer».

Quede la constancia, como un dato histórico, de que la presencia del ya invidente doctor Balaguer, en el acto de la firma del Tratado Torrijos-Carter, en la ciudad de Washington, el 9 de septiembre del 1977, fue la génesis de los acontecimientos del 17 de mayo del 1978, en nuestro país.

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