Unas pretensiones de arrastre sobre el electorado nacional

Unas pretensiones de arrastre sobre el electorado nacional

Con la desfasada peculiaridad de supremacía inherente al arrollador presidencialismo dominicano, el actual portador de la banda cruzada y aquellos de diferentes enseñas que aspiran a sustituirlo, están lanzados al territorio nacional para, supuestamente, agregar brillo a aspiraciones ajenas con protagonismos proselitistas que inevitablemente eclipsan por prominencia a quienes realmente les toca encabezar la competencia del nivel municipal.

Desplazamientos de atención con estruendos publicitarios en escenarios callejeros que llevan a planos inferiores a las figuras de ámbitos locales, en las que eventuales votantes deberían concentrarse en valoraciones conectando con sus ofertas de ejecutorias en busca de capacidades para la solución de problemas de sus estrictas geografías.

La ambición por la silla palaciega de fementidos alfileres, por cuya conquista se puede gastar en demasía por ineficacia de controles institucionales, hace trizas del democrático y descentralizador propósito de consultar la voluntad popular sin mezclar lo edilicio con lo congresual y presidencial.

Que cada quien en la esfera de poder que le corresponda muestre su valía ante la discrecionalidad de los sufragantes a ser preservados de influencias caudillescas.

En el caso particular de gobernantes en ejercicio, ese «aquí estoy yo» que los introduce con unilateralidad en el debate de sus segundones con las multitudes, coloca en la impresionable percepción ciudadana todo lo mucho que se puede hacer en bien o en mal desde la jefatura del Estado.

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