Hoy 
BIENVENIDO ALVAREZ-VEGA
Ojalá que el gobierno no se deje distraer por quienes han planteado en primer plano una polémica acerca del manejo de la presa de Tavera en ocasión del paso de la tormenta Olga. Para estos nuevos expertos en manejo de presas y ríos en situaciones de crisis, este tema es mucho más importante que la presión que debe hacerse a las autoridades para que socorran y manejen con eficiencia la rehabilitación de los daños desastrosos y en algunos casos dramáticos dejados por Noel y Olga a lo largo de todo el territorio nacional.
Pero ahora lo más importante es que el gobierno no quite sus ojos y sus oídos de esta gente necesitada y desamparada para concentrarse en un intercambio de lances con la oposición y los nuevos expertos, porque los damnificados y el país perderían mucha energía y sentido de oportunidad.
No obstante, aconsejamos al gobierno unas medidas que nos parecen pertinentes y respetuosas hacia esos ciudadanos que están quejosos y reclaman explicaciones. Demás está decir que todo pedido ciudadano siempre será legítimo, porque ese es su derecho. Sugerimos, en primer lugar, la redacción y publicación de un comunicado exhaustivo contentivo de las medidas tomadas por las autoridades y expertos antes y durante los vertidos de la presa de Tavera, con precisiones cronológicas; y en segundo lugar, que el Presidente de la República designe una comisión de expertos del gobierno, de las facultades de ingenierías de la UASD, Intec y la PUCMM; del Colegio de Ingenieros, de la Academia de Ciencias, de los partidos PRD y PRSC, e integre a los especialistas en recursos hidráulicos Marcelo Jorge y Eldon García, para que hagan una investigación exhaustiva sobre el caso, para que emitan sus conclusiones y hagan sus recomendaciones. Esta comisión podría disponer de un plazo de 120 días para cumplir esta tarea.
Pero ahora, cuando tenemos miles de damnificados por doquiera, cuando hay carreteras y caminos vecinales averiados, cuando todavía hay comunidades aisladas, cuando las aguas de Tavera siguen inundando terrenos y viviendas en lugares colocados en la ruta del Yaque del Norte; cuando miles de personas siguen pasando las de Caín en el Bajo Yuna, cuando por doquiera hay personas sin viviendas, sin conucos para trabajar, sin sus ganados y sin saber el futuro que les espera, ahora, repetimos, el gobierno no puede distraerse. El gobierno tiene que concentrar los esfuerzos y los recursos financieros disponibles en mejorar su capacidad de gestión y en procurar la asistencia de organismos nacionales y extranjeros para enfrentar el inmenso trabajo que tiene por delante.
Tengo la convicción de que ningún gobierno está preparado para enfrentar con eficiencia los daños que dejaron aquí Noel y Olga, y mucho menos cuando entre uno y otro media tan poco tiempo, apenas días. Hubiera sido un dolor de cabeza para las autoridades de cualquier gobierno, como lo está siendo para las de éste. Mucho más en un país tan desorganizado, tan falto de instituciones, con tanta indisciplina social y tan poco previsor, y donde los gobiernos viven tan de espaldas a los problemas reales.
Tenemos que ocuparnos, además, de empezar a diseñar soluciones para los miles de habitantes que ocupan las márgenes del río Yaque del Norte y sus afluentes, del río Yuna y sus afluentes y de los ríos Ozama e Isabela; soluciones para los habitantes de Jaquimeyes y lugares vecinos y para los residentes en la Mesopotamia, en San Juan.
Estas son grandes tareas para cualquier gobierno. Por lo tanto, el gobierno debe tomar la iniciativa en agenciarse el servicio y la asesoría de instituciones y personas locales de gran experiencia en gestiones y soluciones de problemas comunitarios y sociales, como Oxfam, Cáritas, Servicio Social de Iglesias, Instituto Dominicano de Desarrollo Integral, Pro Familia, Visión Mundial, Agua Viviente, la Fundación Dominicana de Desarrollo, el Centro Bonó, Aguas de Unidad, Sur Futuro y otras similares, sin dejar esos portentosos activos de recursos humanos y experiencias que son la Iglesia Católica y las principales denominaciones o iglesias evangélicas del país. Toque estas puertas, Presidente. Busque su concurso y el de organismos internacionales.
