“Unas vacaciones, de ser feliz”

“Unas vacaciones, de ser feliz”

«Cuando el Amor es real en tu vida, quienes te odian son sólo la distracción de la semana».

Durante la época estudiantil Cristina y Uriel estaban en el mismo grado y aula, año tras año. Cristina era cruel con Uriel. Era una relación: ejemplo fiel de lo que hoy día llamamos “bullying”: acoso, humillaciones, manipulación, intimidación, abuso, agresión, esos fueron los distintos escenarios que enfrentó Uriel casi por 12 años.

Pero Uriel soportó todo. Se graduó junto con aquellos que lo despreciaban y al lado de quien lideraba el acoso, Cristina. Allí junto a ella, recibía su diploma. Uriel se fue, dejando una pregunta invisible sobre el pupitre de Cristina, y en su corazón:  ¿Cómo es que resistió el infierno que le habíamos creado?

Un divorcio y un hijo después, un día de verano su respuesta llegó. Se encontró frente a Uriel, arropada en una vergüenza que calentaba el lugar, le hizo la pregunta, en una desesperación, como sí él fuera un gran cantante famoso, que nunca más tendría la oportunidad de ver. Buscando una liberación de culpa como las palomas buscan migajas en los parques.

Uriel la saludó como cuando te encuentras con un amigo de la infancia de quien tienes lindos recuerdos, sólo que en este caso, no existían lindos recuerdos, pero Uriel era sincero y lo que dijo a Cristina le tatuó el corazón por el resto de la vida:

Al principio llegaba a casa llorando, lleno de ira, un día decido contarle a mi padre, él me preguntó:
-A ver ¿qué quieres: vengarte de esta niña Cristina? O ¿quieres te quiera?
-Quiero vengarme.
-Si logras tu venganza, ¿ganas o pierdes?
-Gano.
-¿Qué ganas? ¿El respeto de ella o su miedo hacia a ti?
-El respeto de ella.
-¿Y cómo vas a distinguir entre respeto y miedo?
-No lo sé.
-¿Cómo vas a distinguir entre la falsa amistad producto del miedo y la amistad sincera producto del respeto?
-No lo sé.
-Entonces, ¿qué quieres: respeto o miedo?
-Respeto.
-Hijo, en la vida todo llega en su momento justo, ni antes ni después, incluso la aceptación o afecto de los demás llega en el momento que debe llegar. No es algo que puedas forzar. Cuando estén preparados para ser tus amigos, lo serán, si ese momento no llega, no es tu problema.

-¿Necesitas la amistad de Cristina para ser feliz?
-No, papá.
-¿Eres feliz, entonces?
– Lo soy.
-¿Por qué eres feliz?
-Porque tú y mi madre pudieron haber adoptado cualquier otro niño y, sin embargo, me eligieron a mí, sólo por eso ya soy afortunado.
-¿Crees que ella es feliz?
-No creo.
-Quiere decir que encontraste la diferencia entre tú y ella, entonces si logras tu venganza, ¿quién realmente gana?
-Ella, porque si lo hago significaría que trato de ser igual de cruel.
-Exactamente.

En ese momento comprendí lo que me regalabas cada día, con tu odio gratuito, la posibilidad de valorar más lo que tenía y quien era. Confirmabas con tus acciones en lo que No quería convertirme. Era tan feliz, que tus abusos eran como unas vacaciones de ser feliz, porque mis padres, no sólo me eligieron entre muchos otros niños abandonados, sino que procuraban constantemente darme tanto amor, que tu odio era a penas una distracción, como el susto momentáneo que sentimos en la montaña rusa muy alta desde donde vemos la ciudad y aparentemente vamos a caer, pero al final, es sólo el susto.

¡NAMASTE!

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