Lima. Una misión de la UNESCO que se encuentra en Perú para analizar el estado de conservación del santuario inca Machu Picchu entregará hoy un informe a la Comisión de Educación del Congreso con las primeras conclusiones de la evaluación.

La parlamentaria Alda Lazo, quien preside la subcomisión de Cultura y Patrimonio Cultural del Congreso, se desplazó hasta Cuzco para reunirse con los expertos de la Organización de Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco). La tan esperada visita de la comisión, que se planificó junto al gobierno peruano, responde a la preocupación manifestada por el Comité del Patrimonio Mundial por la conservación de este parque arqueológico protegido y su entorno natural. 

 Los expertos, que llegaron a Lima el pasado lunes y permanecerán hasta finales de mes, inspeccionaron el miércoles Machu Picchu para evaluar si se le retira o no el título de Patrimonio Histórico y Natural de la Humanidad que se le otorgó en 1981. Durante la visita, la comisión evaluó las condiciones del suelo, el estado del santuario, las condiciones climáticas, el número diario de visitantes de la llamada «ciudad perdida de los incas» y el impacto de los comercios en la localidad vecina de Aguas Calientes.

Ayer, los expertos visitaron el puente Carrilluchayoc, ubicado a 15 kilómetros de Machu Picchu e inaugurado el pasado marzo a pesar de haber sido declarado ilegal por la Justicia peruana y el estatal Instituto Nacional de Cultura (INC), que consideran que puede ser una amenaza para el futuro del conjunto arqueológico. 

 Durante los próximos días, la comitiva dictará talleres, con representantes de la sociedad civil y de las instituciones locales, regionales y nacionales, para concienciar a la población sobre la importancia de preservar la flora y fauna en la zona y fomentar que se involucre en la gestión y conservación de Machu Picchu. Las conclusiones de la visita se plasmarán en un informe que será presentado en la próxima reunión del Comité del Patrimonio Mundial, que se celebrará en julio en Christchurch (Nueva Zelanda). EFE