UNESCO evaluará posibilidad proyectos Bahía de las Águilas

UNESCO evaluará posibilidad proyectos Bahía de las Águilas

Por MARIEN ARISTY CAPITAN
Una comisión de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) iniciará hoy una evaluación en Bahía de las Aguilas para determinar si es factible desarrollar un proyecto turístico en esa zona.

La comisión está encabezada por Eduard Müller, quien es miembro del consejo consultivo internacional de la UNESCO para el Programa del Hombre y la Biosfera (MAB, por sus siglas en inglés) y vicepresidente de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas (CMAP) para la región mesoamericana de la Unión Internacional de la Naturaleza (UICN).

La estadía de Müller en el país, sin embargo, no se limitará a esto puesto que también asesorará la composición del comité de la MAB en la República Dominicana. Este comité, explicó Müller, será revisado y reformado. La existencia de este comité es de vital importancia para la UNESCO, sostiene Müller, puesto que ellos entienden que las áreas protegidas que existen en el mundo deben ser conservadas.

Tras apuntar que sólo el diez u once por ciento del planeta tiene áreas protegidas terrestres, Müller dijo que si éstas son segmentadas podrán perder sus atractivos turísticos.

Volviendo con el caso dominicano, Müller manifiesta que lo ideal en lugares como Bahía de las Aguilas es construir pequeños hoteles que sean propiedad de dominicanos o de residentes en el país.

“En lugar de tener quinientas señoras que limpian baños, que tienden camas y que hacen jardines, es mejor tener cincuenta o sesenta pequeños gerentes que con sus ingresos puedan mantener a sus familias y creen un goteo hacia diferentes sectores de la propiedad”.

Con este tipo de proyecto, puntualiza Müller, se enlazarían y activarían las cadenas productivas de esa zona del país. Por ejemplo, los productores agrícolas podrían generar alimentos de mucha mayor calidad puesto que los venderían directamente al consumidor final, ahorrándose todas las cadenas de intermediarios.

“Hay todo un sistema de desarrollo local y combate a la pobreza que se logra a través de un turismo sustentable basado en recursos prístinos. Si se desarrollan complejos hoteleros grandes en áreas protegidas, de nuevo quedan en manos de extranjeros y de nuevo los beneficios dejan de quedarse en las comunidades locales, se van”. Dicho esto, Müller aseguró que los países de la región deben valorarse un poco más. También deben pensar en beneficiar más a sus gentes y menos a las grandes corporaciones.

 

EL RETO DOMINICANO

Uno de los retos que tiene en estos momentos la República Dominica es hacer un análisis real de lo que significa el turismo masivo en términos económicos. Al hacerlo, asegura Müller, las autoridades descubrirán que los beneficios del turismo ecológico son mayores.

“El turismo ecológico y sustentable genera muchas veces más ingresos que quedan en el país que las grandes corporaciones internacionales de hoteles”, sostuvo el también coordinador de la Red Iberoamericana de Reservas de la Biosfera.

Para sustentar su afirmación Müller se basó en los detalles de una investigación que hicieron en Monteverde, Costa Rica, un lugar donde el turismo es comunitario y el 83% de lo que gasta cada turista se queda en esa región del país. Este número dista mucho de los beneficios que dejan las grandes cadenas hoteleras a los países en los que están radicados: de un 7 a un 14% de lo que gasta el turista.

Lo peor, sostiene Müller, es que los países de Latinoamérica han creado leyes de incentivos que son “perversas” puesto que exoneran a estas grandes compañías multimillonarias del pago de los impuestos.

“Utilizan los recursos, explotan al país y lo que transfieren al país son dineros mínimos. Pero entonces ni siquiera pagan los costos ambientales. Un buen ejemplo es Cancún, donde alrededor del cinco por ciento de lo que gasta el turista queda en Cancún. Con eso la comunidad ni siquiera puede invertir en conservar sus recursos”.

Costa Rica, insiste Müller, es una muestra del daño que a nivel económico provocan los grandes hoteles que dan servicios de todo incluido. “Hace cinco o seis años teníamos ingresos de 1,350 dólares por viaje, por turista, y actualmente hemos duplicado casi la cantidad de turistas a raíz del turismo masivo, que entró gracias a dos ex presidentes que por pura casualidad están en la cárcel (…), pero el ingreso actual por viaje es de 850 dólares. Es decir, el ingreso diario pasó de 120 dólares a 65 dólares”.

Lo lamentable del turismo masivo, entiende el especialista medioambiental, es que mientras reduce los ingresos multiplica los gastos: aumenta el consumo eléctrico y el uso de los aeropuertos y carreteras, a la vez que propicia que se produzcan mucho más desechos sólidos (un turista produce diez a doce veces más basura que un residente).

En otro orden, Müller entiende que América tiene que unirse para evitar que sus riquezas naturales sean segmentadas y destruidas de una forma tal que pierdan todo su valor.

“Cuánto más prístinos mantengamos los sitios van a valer mucho más (…). En los próximos años vamos a ver cambios climáticos mucho más fuertes, entonces la única forma que como especie que tenemos para sobrevivir es teniendo áreas naturales que puedan amortiguar esos cambios y esas áreas naturales van a tener mucho valor económico”.

Müller además es rector de la Universidad para la Cooperación Internacional (UCI) de Costa Rica –la única universidad que tiene un programa formal universitario de áreas protegidas-.

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