El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) publicó este martes su reporte anual “Estado de la Población Mundial 2017”, titulado “Mundos Aparte: La salud y los derechos reproductivos en tiempos de desigualdad”, centrado en las inequidades que afectan a mujeres, adolescentes y niñas y, donde se reflexiona sobre cómo las desigualdades en ese ámbito implican costos para las personas, las comunidades y las naciones.
“Si no reducimos las desigualdades en el área de la salud y los derechos reproductivos de las mujeres, el mundo no podrá alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y no será posible erradicar la pobreza. Es necesario que las mujeres puedan decidir sobre su fecundidad y pueden concluir su educación, incorporarse a la fuerza laboral remunerada y obtener un mayor poder económico”, destacó el organismo en un comunicado.
El Informe propone algunas medidas para acabar con las inequidades, entre las que se incluyen: cumplir los compromisos y obligaciones en materia de derechos humanos acordados en tratados y convenios internacionales; eliminar las barreras que impiden a las adolescentes y jóvenes acceder a información y servicios de salud sexual y reproductiva; y llegar hasta las mujeres más pobres con servicios esenciales de atención de salud materna y prenatal.
También, responder a todas las necesidades insatisfechas de planificación familiar y prestar servicios de protección social universal que cubran los servicios esenciales de la población.
“Hoy en día, la desigualdad en los países no sólo tiene que ver con aquellos que tienen y aquellos que no tienen,” afirma la Directora Ejecutiva del UNFPA, la Dra. Natalia Kanem. “La desigualdad tiene que ver cada vez más con aquellos que pueden y aquellos que no pueden. Aquellas mujeres que carecen de los medios para tomar sus propias decisiones acerca del tamaño de su familia o que tienen una mala salud como resultado de una atención a la salud reproductiva inadecuada predominan en las filas de aquellos que no pueden”.
En la mayoría de los países en vías de desarrollo, son las mujeres más pobres las que tienen menos opciones de planificación familiar, el menor acceso a atención prenatal y las mayores probabilidades de dar a luz sin la asistencia médica.
Cada año, el acceso limitado a servicios de planificación familiar se traduce en 89 millones de embarazos no planeados y 48 millones de abortos en los países en vías de desarrollo. Esto no sólo perjudica la salud de las mujeres; también limita su capacidad para integrarse a la fuerza laboral remunerada o permanecer en ella y avanzar hacia la independencia económica, afirma el informe.
La falta de acceso a servicios relacionados, tales como el cuidado infantil accesible, también impide a las mujeres buscar un empleo fuera del hogar. En el caso de aquellas mujeres que participan en la fuerza laboral, la ausencia de permisos de maternidad y la discriminación de los patrones en contra de aquellas mujeres que se embarazan equivalen a una penalización de la maternidad que obliga a muchas mujeres a tener que elegir entre una carrera y la maternidad.