UNIBE, investigaciones y el dengue

UNIBE, investigaciones y el dengue

La Universidad Iberoamericana (UNIBE) celebró la pasada semana la 1era. Jornada Aniversario del Instituto de Medicina Tropical y Salud Global (IMTSAG). Esta institución científica de la universidad busca promover a los futuros líderes, practicantes, educadores e investigadores en Salud Pública y Salud Global de la educación más relevante y de más alta calidad en las áreas de mejores prácticas en salud global, investigación en las ciencias básicas e investigación clínica. A su inauguración en el Hospital de la Diabetes, hace ya un año y a esta jornada, asistimos en representación de la Academia de Ciencias de la República Dominicana.
Las palabras de bienvenida a los presentes fueron expresadas por el señor rector de la institución, el gran amigo Dr. Julio Amado Castaños Guzmán, en sus palabras refiriéndose a mí muy gentilmente me definió como: “un distinguido profesor y un eminente hombre de ciencia”, ellos todos en la familia Castaños Guzmán, se caracterizan por una gran inteligencia y un trato refinado.
El Dr. Robert Paulino, quien dirige el organismo de investigación, nos dio un resumen de las actividades desarrolladas por el IMTSAG, una sorprendente actividad científica del más alto nivel con: investigaciones, publicaciones en revistas científicas de gran prestigio, participaciones con ponencias en congresos internacionales, asesorías, etc. Es decir, que la institución debe ser considerada una honra para el país.
La perspicaz Dra. Aida Mencía Ripley presentó al expositor de esa mañana, el Dr. Pedro M. Alarcón Ebal, entomólogo español, quien nos brindó una excepcional disertación sobre el dengue. En la oportunidad, el muy didáctico expositor dio inicio a su conferencia con un pensamiento de Yuval Noah: “El mayor descubrimiento científico fue el descubrimiento de la ignorancia. Una vez que los humanos se dieron cuenta de lo poco que sabían sobre el mundo, de repente tuvieron una muy buena razón para buscar nuevos conocimientos, lo que abrió el camino científico hacia el progreso”. De acuerdo a sus juicios los dominicanos somos unos “expertos” en Dengue, sabemos que se transmite por el mosquito Aedes Egiptus, conocemos los daños importantes a la salud, que se acompaña de mortalidad; que se reproduce en las aguas retenidas, sin embargo al margen de lo anterior, dejamos botellas, gomas viejas, envases en el patio, en los callejones, en jardines, en los floreros etc., para que ese mosquito se reproduzca. Enfatizó que es necesario continuar con la educación popular, que es como un árbol, se siembra la semilla y luego se divide en frondosas ramas. Mencionó a Carlos J. Finlay, médico cubano que el 18 de febrero del 1881 presentó su más grande y original aporte a la medicina del siglo XIX: la revolucionaria teoría científica del contagio de las enfermedades a través de un ente intermedio, así como el postulado más valioso expuesto hasta ese momento para la prevención y profilaxis de muchos padecimientos epidémicos y contagiosos, la supresión del vector transmisor de la enfermedad. En este caso, el mosquito es el transmisor. En honor a él se celebra el 3 de diciembre el Día de la Medicina Latinoamericana.
Enfatizó el didáctico expositor que para la erradicación de cualquier tipo de enfermedad o epidemia transmitida por un vector, que en el Dengue es el mosquito Aedes quien lo transmite, se hace necesaria la participación comunitaria. Este no es más que el proceso por el cual los habitantes de las comunidades individual y/o colectivamente asumen responsabilidades para identificar necesidades, perfilar potenciales soluciones y planificar las estrategias ante un problema. Esto no solo garantiza la sostenibilidad de los logros en términos de prevención, sino que, desde una perspectiva económica, posibilita el ahorro de recursos institucionales o gubernamentales. El distinguido investigador terminó su interesante plática, con seis preguntas sobre el manejo de las epidemias del dengue: ¿Qué pasaría con las enfermedades por arbovirus? 1- si planteamos el problema como un asunto de Estado, 2- si proveemos la capacitación de personal interdisciplinar, 3- si conferimos mayor importancia a la medicina preventiva, 4 – si incorporamos activamente estas temáticas al currículo escolar, 5- si revitalizamos las investigaciones biomédicas en el país y 6- si acercamos la ciencia a la sociedad de un modo más eficiente. Soy de opinión que, si cumplimos con todos estos cuestionamientos, la salud del pueblo dominicano fuera mucho mejor. Haga usted un ejercicio simple, al terminar esta lectura sabatina, revise si en su entorno hay agua estancada sea limpia o sucia, si usted ve unas larvitas en movimiento, ¡peligro!

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