Única salida para poder superar la pobreza en RD y países de AL

Única salida para poder superar la pobreza en RD y países de AL

POR CLAUDIO CABRERA
Desde el año 1994, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) adoptó un giro en el suministro de recursos prestables hacia los países de la región de América Latina, el cual centró la atención en el mandado de enfrentar los problemas que originaban la pobreza en las naciones.

Fue de esta manera como a partir de ese momento, justamente tras haber recibido el mandato de la Octava Reposición de Capital, en que el organismo multilateral adoptó los lineamientos de concentrar mayormente sus recursos prestables a los países de la región en las denominadas áreas de «concentración social».

Estos sectores o áreas fueron identificados a partir de las necesidades sociales definidas como prioritarias por los organismos multilaterales internacionales, entre los que el BID, trabajando en forma conjunta con los nuevos lineamientos estratégicos para enfrentar la pobreza en los países en vías de desarrollo desplegados por otros organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.

Esta decisión procuraba apuntalar más las políticas regionales con el fin de lograr un desarrollo económico y crecimiento social equilibrado, concentrando recursos en sectores identificados como de importancia vital para lograr la superación del estado de pobreza.

Pasados 20 años de la puesta en vigencia de dichas políticas de «financiamiento cruzado» a los países y bajo la supervisión de todos los organismos multilaterales que coordinan con los respectivos gobiernos prestatarios, los resultados han sido evaluados con diferentes resultados para las poblaciones de los respectivos países beneficiarios.

¿CAMBIO DE RUMBO?

Desde 1961 hasta finalizados los años 80, el BID priorizaba toda una gama de proyectos financiables en los países de conformidad con una previa programación con los gobiernos en función de las necesidades nacionales, las cuales muchas veces prescribían la necesidad de contribuir al crecimiento y desarrollo de obras de infraestructura en todos los órdenes.

De esta forma, el BID inició con una cartera de proyectos en la República Dominicana, entre los que se contaban proyectos de construcción de proyectos hidráulicos de gran envergadura, como presas y represas, canales de riego y otros programas de desarrollo para el campo, así como construcciones viales como caminos vecinales, carreteras, puentes y otras de infraestructura, entre las que sobresalen la construcción de la Presa de Tavera y de Valdesia, así como la Autopista Duarte y otras obras de importancia.

Pero a juicio del representante brasileño doctor Moisés Pineda, no se trata de un cambio de rumbo, sino más bien de una variación en la visión que entonces se tenía del desarrollo de los países de la región, en vista que por la situación de pobreza muchas veces el Estado no disponía de tan amplios recursos, a la escala de esa época cuarenta y cinco años atrás, para acometerlas. De esta manera fue que el BID comenzó a desplegar sus primeras acciones para ayudar al desarrollo de los países de la región.

«Digamos que ha disminuido la participación en ese tipo de proyectos, por lo que hubo un momento en las economías latinoamericanas y del Caribe que se invitó mucho a la participación del sector privado y por los escasos presupuestos que tiene los gobiernos de América Latina, se redujo mucho la demanda pro proyectos de infraestructura que eran los más tradicionales».

Resalta que también, a partir de los años 90 en que se acelera el proceso de migración rural-urbana ha quedado fuera de la órbita la atención de los organismos multilaterales hacia el sector rural y agrícola, «pero eso no quiere decir que estén cancelados, pues es sólo una cuestión de énfasis».

Explica que «nosotros trabajamos en función de la demanda de los gobiernos, no es tanto que nosotros traigamos ofertas de proyectos, sino que el gobiernos demanda proyectos hacia esa parte».

Pero el BID no pierde la vocación de financiar proyectos agrícolas, puesto que según afirma el doctor Pineda, hay mucha presencia en el sector agrícola del país, promoviendo la competitividad del sector agrícola, y tenemos un proyecto de titulación de tierras, así como muchos otros proyectos, entre los cuales resaltas otras operaciones para fortalecer el sistema financiero dominicano.

En el caso de las reformas para la mejora institucional del Estado, sostuvo que el organismo igualmente dispone de programas con buena presencia del BID para apoyar los avances y mejoría de la eficiencia en este orden.

Tanto a nivel de la República Dominicana como de la región, el BID ha podido recoger muy buena experiencia en la mejoría de vida de sus habitantes y del uso eficiente de los recursos, «pero más que nada es bueno señalar que algunas de las lecciones aprendidas es que uno no cambia de un día para otro los paradigmas».

«Han habido muchas experiencias y exploraciones en América Latina durante los últimos diez a quince años -expresa-, sobre modelos de desarrollo, pues como lo ha planteado el Presidente Enrique Iglesias, básicamente es moverse con un gradualismo e incrementarlo, no necesariamente sentados en algún cambio ideológico».

Se trata por lo tanto de «promover lo que ya sabemos que funciona en todos los países que han recorrido diferentes fracasos y éxitos, pero reconociendo que los fracasos no son para repetirse, sino básicamente para buscar dónde hemos sido buenos e incrementar nuestra agenda de trabajo y colaboración».

Con relación a los modelos económicos actuales, resalta que en estos momentos en los países de la región más que un cambio de modelo hay un gran énfasis en responder a la agenda pendiente de lo social «y por el lado de entrar de lleno a la globalización que es un fenómeno que no está dirigido por nadie, sino que básicamente es un fenómeno mundial».

«Hay que tratar de acompañar a los países de la región a que eleven su competitividad para poder mantener el crecimiento económico, que es la principal forma de rescatar a la gente de la pobreza».

¿Se está convencido de que los países de América Latina y de Caribe realmente podrían salir de la situación de pobreza enfatizando, como lo hace el BID en apuntalar los sectores de concentración social como salud, educación y otros?

«Desde luego que sí, la atención a la agenda social es una de nuestras prioridades, sin descuidar que tenemos también que mantener una agenda que promueva el crecimiento y que elimine las barreras de la producción.

«La combinación de las políticas de financiamientos para que organismos como el Banco Mundial se dediquen ahora a financiera proyectos de infraestructura en áreas como energía y proyectos de infraestructura, mientras el BID se aplique en atender la salud y la educación, obedece a un mandato coordinado por parte de todos los organismos y por parte de los dueños de los organismos, en el sentido de que cada vez más el BID y el Banco Mundial trabajen de una manera más armonizada».

UN NUEVO MANDATO

De acuerdo a lo planteado por el Representante local del BID, doctor Moisés Pineda, a partir de la Octava Reposición de Capital «se adoptó un mandato que recibió el Banco de orientar al menos el 50% de sus operaciones al sector social».

Pineda resalta que dentro estos sectores comprenden la educación, salud y servicios afines que han sido ya identificados por los gobiernos de los países pobres, así como por los técnicos, asesores y analistas de los organismos como los responsables de perpetuar un reciclaje de la pobreza, junto a otros factores.

«Los dueños de esas instituciones son instituciones públicas -expresa el Representante local del BID-, las cuales han identificado que el gran problema de la humanidad en los países en desarrollo es la población en estado de pobreza».

Asegura el doctor Pineda que aunque se ha estado asignado muchos recursos desde entonces destinados a mejorar los sistemas educativos de los países, así como su cobertura y prevención de enfermedades a través de las instituciones de salud pública.

También el organismo ha continuado asignando recursos importantes para lograr las reformas del Estado, la modernización de las instituciones estatales, en adición a cubrir programas de salud y de sanidad ambiental, saneamiento ambiental que contribuye a mejorar la calidad de la vida, así como a reformar los sistemas de educación.

«Se trata, por lo tanto, de servir a la mejoría de los servicios sociales considerados básicos para lograr mejores estándares de vida y ver que en los países de la región disminuyese la pobreza que constituye un verdadero mal social».

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