Unidad, paz y brillantez política

Unidad, paz y brillantez política

EDUARDO KLINGER PEVIDA
La unidad continental es esencial. No hay dudas de que el Grupo de Río ha sido un instrumental político de extraordinaria importancia en el escenario continental. Su denominación oficial es el de “Mecanismo Permanente de Concertación Política”. Surgió como Grupo de Contadora en los años 80 a la luz de la peligrosa crisis centroamericana, logrando una solución consensuada, e impidió la intervención directa norteamericana.

El Grupo concurrió a una cita en el momento oportuno para ocuparse de una de las crisis más peligrosas de la región en los últimos tiempos. Se notó un éxito resonante, a la vez que demostraba la virtud de la unidad regional y el potencial de la integración, ambas cosas resaltadas en el discurso inaugural del presidente Leonel Fernández. Todo ello fue posible gracias a que la reunión era un cónclave latinoamericano y caribeño. En la OEA difícilmente se hubiera podido llegar a un acuerdo real y muchísimo menos en el momento oportuno que la urgencia exigía.

El Presidente Correa ha hablado de una OEA sin EE.UU.; realmente existe. El Sistema Económico Latinoamericano, SELA, se creó para eso en 1975 pero se ha dejado languidecer. Recupérenlo.

Una vez más ha quedado demostrado que nuestros países son capaces de resolver sus problemas más peliagudos entre ellos solos, sin una mano perturbadora externa.

El pueblo de Colombia sufre una prolongada y terrible crisis que lo hace acreedor de solidaridad que le exige acciones internas y cooperación externa que, en alguna medida ha estado recibiendo, pero no puede irse por encima del derecho internacional y de principios universalmente reconocidos y aceptados. Estados Unidos fue el único que la apoyó, quizás porque están acostumbrados a cometer igual falta, y eso poco favor le hizo ante un continente que rechazó la acción.

Fijémonos en las lecciones positivas. La unidad nos hace fuerte, se demostró durante la reclamación de Panamá por la soberanía sobre la zona del Canal, se evidenció en la crisis centroamericana y se ha hecho claro cuantas veces hemos sido capaces de actuar de conjunto. Nuestras posibilidades reales de desarrollo se encuentran en nuestra integración. Siempre he dicho que si América Latina hubiese sido consecuente con el pensamiento de Bolívar la historia del continente habría sido otra.

No se puede dejar de reconocer que el brillante resultado estuvo determinantemente ligado a la ejecutoria del Presidente Fernández, tanto por su habilidad negociadora como por su convicción democrática que lo ha llevado a no enjuiciar procesos ajenos lo que le ha permitido desarrollar excelentes relaciones con todos los sectores de la región. El Grupo, o el propio Leonel, bien pudieran ser propuestos para un Nobel de la Paz.

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