Como parte de la acción encaminada a la búsqueda del poder lo más importante es la unidad de los miembros de un partido.

La unidad sólo es posible cuando hay identidad de propósitos, cuando se persiguen los mismos objetivos, cuando se juntan las voluntades para caminar en la misma dirección.

 La dirección en la cual debe caminar un partido es hacia el poder,  para cumplir sus objetivos. La unidad, según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, es la: “propiedad de todo ser en virtud de la cual no puede dividirse sin que su esencia se destruya o altere”.

Uno de los problemas que más daño produce para los fines de un partido político es la falta de unidad.Una organización política que dice respetar los derechos humanos, para sólo citar un ejemplo, debe tener una práctica de tolerancia y respeto a los derechos de cada uno de sus miembros, a los fines de actuar en busca de lograr la meta perseguida por todos: el poder político.

Una organización política que se precie de tal y no sea un ventorrillo o un trasatlántico que se vende al peor postor, para tener éxito debe y tiene que trabajar con la unidad como uno de sus objetivos fundamentales.

Esa unidad es la que permitirá la acción monolítica, sin fisuras, sin traiciones, sin zancadillas.Todos los males se disipan cuando hay unidad y transparencia, flores de invernadero que muchos no saben cuidar.En política hay que saber, y algunos parecen desconocerlo, que como se actúa hacia dentro así percibe el pueblo que se actuará hacia fuera.Me explico: mal puede un partido decir, pregonar, intentar vender, una imagen, una fachada democrática, cuando sus directivos realizan toda suerte de triquiñuelas y trampas a fin de lograr imponerse.Esos directivos se envalentonan y dicen, pregonan y hasta creen que sus falsedades se pueden vender para siempre como buenas verdades.La unidad es enemiga de la imposición, la intolerancia, la falta de solidaridad, la ambición desmedida.

La unidad, fruto de la unión, que no de la compra de voluntades, se demuestra en el respeto a la opinión de los demás y en un discurso, hacia lo interno del partido que refleje, que muestre que una directiva o un candidato actuará con respeto al pueblo, en caso de llegar al poder.Por esas consideraciones, lo que ocurre dentro del Partido Revolucionario Dominicano es de interés de todos los perredeístas, las bravuconerías e imposiciones no conducen nada más que a la derrota.

Salvo, que eso sea lo convenido y lo que se persigue: la derrota.