La cuenta de feminicidios y suicidios conexos va en vertiginoso aumento. Con espanto, la sociedad dominicana ha visto cómo del primero de enero al 27 de febrero se produjeron 22 casos de mujeres asesinadas por sus ex maridos. El número de suicidios vinculados casi empareja. El fulminante común para estas explosiones de violencia de género ha sido la resistencia de la mujer a una reconciliación sin más alternativa que el sí o la muerte.
No han importado las edades. Una muchacha de solo 15 años se cuenta entre las víctimas. El efecto colateral es terrible en las familias de las partes. Orfandad, luto, remordimientos y trauma perdurable, irreductible.
La sociedad no puede permanecer silente y de brazos cruzados ante esta realidad. Necesita que levanten la voz, y accionen, todas sus denominaciones religiosas, organizaciones culturales, asociaciones de padres y amigos de la escuela, juntas de vecinos, gremios y, en fin, todos los conglomerados basados en principios de coexistencia armoniosa.
Hay que trabajar en común con parejas disueltas, cónyuges, novios, en las escuelas y en todas partes, con asistencia de especialistas de la conducta, para tratar de inducir tolerancia, comprensión y respeto por las decisiones individuales, y sobre todo, por la vida. Que silencio y asombro no sean más nuestra única reacción ante esta dolorosa realidad.
El país no vive de esos números
En el Índice de Desarrollo Humano 2010 (IDH) la República Dominicana ocupa el lugar 88 entre 169 naciones.
Nuestra posición en esos términos es desventajosa ante las de países con economías menos holgadas que la nuestra. No logramos bajar la tasa de mortalidad materna y proveer los servicios básicos en las comunidades más apartadas es uno de los puntos más débiles. Los objetivos del milenio han sobrepasado nuestra capacidad.
Todo ocurre a pesar de que exhibimos cifras de crecimiento económico que organismos internacionales han tomado como referente. El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo, monseñor Víctor Masalles, cree que la realidad de la situación del país está fuera de las cifras que ha presentado el Presidente Leonel Fernández. El IDH parece darle la razón.