Unidos contra las enfermedades no transmisibles

Unidos contra las enfermedades no transmisibles

La epidemia silenciosa de las enfermedades no transmisibles agobia a las Américas, causando casi cuatro millones de muertes anuales y afectando crecientemente a la población más joven y en edad productiva. Por eso, los jefes de Estado de la región, unidos al resto del mundo, están asistiendo a la Reunión Plenaria de Alto Nivel de las Naciones Unidas para analizar las medidas para enfrentar esta tremenda amenaza al desarrollo.

Las enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes y enfermedad respiratoria crónica afectan enormemente la economía, al afectar la productividad personal, y los sistemas de salud, porque son incapacitantes y de tratamiento muy costoso y prolongado.

Además, las enfermedades no transmisibles afectan desproporcionadamente a los más pobres y con menor educación. Casi 30% de las muertes por enfermedades cardiovasculares se producen entre el 20% más pobre de la población, mientras que el 20% más rico solo representa el 13% de las muertes por estas causas. Padecer estas enfermedades empobrece a las familias, especialmente a las más vulnerables, pues causan gastos muy altos, producen discapacidad y afectan el potencial de generar ingresos.

Las causas profundas de esta epidemia silenciosa no se pueden modificar con la acción aislada del sector salud.

Este problema es resultado de muchos factores demográficos, sociales y del entorno específico, como el crecimiento poblacional y el envejecimiento, la urbanización acelerada, el mayor sedentarismo por cambios en los modos de vida, y una alimentación basada en comidas muy procesadas, de altas calorías y baja calidad nutritiva.

En consecuencia, es crucial hacer énfasis en la prevención de estas enfermedades, mediante cambios sistemáticos en los entornos físicos y sociales, y haciendo realidad el acceso a diagnóstico y tratamiento oportuno para las personas en alto riesgo.

Por eso impulsamos la realización de la primera Semana del Bienestar, lanzada en Nueva York, con actividades en una docena de países del continente y España, como fruto de nuestro trabajo con las autoridades de esa ciudad estadounidense, el Foro Económico Mundial, organizaciones comunales y el sector privado. Estoy segura que progresivamente la Semana del Bienestar se convertirá en un movimiento social de gran escala para modificar los factores de riesgo de las enfermedades no transmisibles y crear entornos saludables que propicien una vida más saludable.

Los Jefes de Estado están demostrando esta semana su voluntad política para promover los cambios necesarios, aplicando a gran escala intervenciones de éxito probado. Ante la profundidad de los cambios necesarios para confrontar este desafío, el sector privado y la sociedad civil deben trabajar junto con los gobiernos para traducir los acuerdos en mejores niveles de salud y de bienestar de toda la población.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas