UBI RIVAS
Nuestro amado terruño, idéntico a la comunidad internacional, es vapuleado muy severamente con la catástrofe sin aparente solución de continuidad de las alzas interesadas perversamente en los precios del petróleo que el 29 de mayo último descendieron US$4.41 el barril, para situarse a US$126.62.

La tendencia es, como todo, a subir y los estimados es que ese repunte pertinaz nos costará este año unos US$5 mil millones o unos RD$150 mil millones, la mitad del Presupuesto Nacional de Egresos Públicos (Ley del Presupuesto).

Ese fenómeno lo desprograma todo, fertilizantes, insumos agropecuarios, por que todo se procesa con energía y la energía en un mayor por ciento proviene del petróleo, gravísimo error de los países desarrollados que hace tiempo debieron incorporar cluster vigorosos de energía alternativa. Y todo ese proceso alcista se endosa al consumidor, que percibe su disponibilidad económica se reduce, mientras sus ingresos nunca van parejos con el alza del costo de sobrevivir medianamente, aquí y donde no es aquí.

Producir energía alternativa mediante el incentivo a crear cluster con exención absoluta impositiva, sin retrancas ni coimas, podría constituir una alternativa importante, pero que no se estructura en un santiamén, sino que amerita un proceso de instalación, funcionamiento y generación final.

El último informe del PNUD como de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID) dibuja un panorama económico y social tétrico, sombrío y grimoso para el país, donde precisa que el 11% de analfabetos mayores de diez años, que el 57% de nuestros paisanos no vacilaría en irse del país de tener la oportunidad y que el índice de la pobreza como ilustra una infografía de Diario Libre del día 29 de mayo, es tétrica.

Solo unidos todos en derredor del presidente Leonel Fernández podríamos superar esas graves dificultades y retos, y desunidos, parecer, sucumbir o embromarnos. (La acepción dominicana es otra).