En el trayecto del autor en los medios de comunicación, quizás tantos años como los que tiene de vida el presidente de la SCJ, doctor Mariano Germán Mejía, nunca presencié protestas tan masivas en la capital, Santiago de los Caballeros y SFM para exigir adecentar la judicatura, como en estos días.

No solo políticos, la Iglesia Católica, FINJUS, CONEP, Participación Ciudadana, protestan cuestionando el acto de No ha lugar dictaminado por el juez Alejandro Moscoso Segarra a favor del senador Félix Bautista (PLD-SJM), acusado de prevaricación, exigiendo demostrar como en 1996 declaró poseer RD$7 millones y ahora RS$3 mil millones, candidato idóneo para un Nobel de Economía.

Exige la sociedad civil revisar ese sospechoso No ha lugar y también otro análogo a favor del alcalde de SFM, Félix Manuel Rodríguez Grullón, acusado de malversar RD$400 millones del patrimonio de ese cabildo.

Ambas instancias han resultado apeladas por el Magisterio Público en la persona de su titular, doctor Francisco Domínguez Brito, y el parecer homogéneo ciudadano es que el presidente de la SCJ ha debido apoyar las apelaciones del MP para intentar identificar de verdad si ambos acusados son culpables jurídicos, no inocentes políticos.

Empero, el presidente de la SCJ en vez de reforzar los intentos de clarificar ambos No ha lugar, se decantó primero por lo político, como leonelista confeso que es, y luego por lo personal, no lo jurisprudencial, en términos peyorativos y desconsiderados hacia el representante del MP, no cuestionando la profundidad de los casos.

Un sofocón emocional es muy humano, pero también tender la mano y la reconciliación resulta mucho más humano, admirable, paradigmático, y en esta coyuntura, unificar el poder de la judicatura para administrar justicia imparcial, ajena a la contaminación política partidaria.

¡Y haréis justicia!